presentar en los momentos críticos de la vida como son:
el divorcio,
la pérdida de la persona amada,
la separación,
la infidelidad,
el desamor,
el desprecio,
la desaprobación,
el rechazo, etc
¿Es posible curar las heridas después de estas experiencias?
El dolor emocional es uno de los males más comunes y que sucede a diario a
nuestro alrededor o a nosotros mismos, nadie esta exento de sentirlo en un
momento o en muchos momentos de la vida. Este tipo de dolor puede llegar sorpresivamente y a medida de que nos toma desprevenidos el golpe es más
devastador, por ejemplo cuando existe una infidelidad.
Es el tipo de dolor que no queremos enfrentar y en muchos de los casos
tratamos de evadir, ya que los seres humanos nos vamos haciendo “casi
expertos” en evadir las cosas dolorosas de la vida, el sufrimiento es algo
que parece tener dos extremos en la reacción humana, uno de los extremos
es el auto engaño, ya que no queremos reconocer que algo grave está
sucediendo en nuestra vida. Un ejemplo de esto es cuando ante la amenaza
de la separación, que es evidente porque nuestra pareja cada vez se aleja
mas y mas, tanto físicamente como emocionalmente, queremos creer que no
pasa nada, que todo se va a arreglar y esta es una de las formas más
comunes de hacernos “tontos solos”.
El otro extremo es la adicción al dolor, existen personas que van pasando
de dolor en dolor por la vida, tanto físicamente como emocionalmente.
Todos hemos conocido a alguien quien siempre nos hace comentarios sobre lo
mal que le ha ido o sobre los problemas físicos que están pasando, sin
darse cuenta que ese dolor le reporta ganancias; un ejemplo muy común es
cuando presentamos un comportamiento que verdaderamente da lástima y en
realidad eso es lo que buscamos, mostrar un dolor que verdaderamente
desgarre para encontrar la compasión de los demás o con esto podemos hacer
un chantaje a las personas que nos quieren; otro ejemplo común es la
entrega total, en donde nos muestran todo el sacrificio que se hace o se
vive para darle un significado a nuestro actuar, como en el caso donde la
madre abnegada a dado todo por sus hijos, lo cual se puede ver como una
conducta llena de dolor y que pide compasión.
Es muy duro para cada uno de nosotros, reconocer que en algún momento de
nuestra vida hemos estado en estos extremos de esta fina cuerda de la vida
que es el dolor emocional.
Una de las características más duras del dolor es que entra en todas las
esferas de la vida de cada persona, ya que se convierte en dolor mental,
emocional, espiritual y físico, el cual además va afectando a los que nos
rodean de muy diversas formas, desde el comprometerlos a estar al lado del
“dolido”, hasta repudiar al “dolido” y estos extremos son mecanismos de
defensa que tenemos que usar para tratar de mantener un pequeño equilibrio
ante el “dolido”.
Ahora pongámonos un momento en el lugar de una persona que está al lado de
alguien que sufre, si es una persona con quien sentimos un compromiso de
alguna naturaleza, sea emocional o material, ese compromiso o interés, nos
hace actuar en compañía del “dolido”, pero cuando es el sentido contrario,
donde no tenemos intereses ni emocionales o materiales, o estos interés se
han terminado o han cambiado con el “dolido”, nuestro actuar es de
repudio, rechazo o alejamiento, tal es el caso donde se ha dejado de
querer a la pareja.
A medida de que el dolor va tomando fuerza en nuestro ser, va invadiendo
la mente y el cuerpo, por eso es que una persona que presenta dolor
emocional, tarde o temprano enfrenta enfermedades que hoy en día sabemos
que su origen es de tipo emocional, o como antes se decía que estaba mal
de los “nervios” y en el sentido contrario las cosas actúan igual, ya que
una persona que sufre dolor físico, su mente va ir sufriendo el desgaste
que sufre el cuerpo, hasta invadir las emociones y la psicología de la
persona sujeta al dolor.
Esto lo convierte en un tema extremadamente delicado, que podemos suponer que hay dolores que matan, tanto las emociones, como al cuerpo. Por lo
tanto hay que tener cuidado en cómo manejar el dolor, ya que existe desde
un especialista para encontrar la ayuda mas idónea de cada caso, ya que el
dolor, también toma significados diferentes dependiendo de la personalidad
del que sufre el dolor sea físico o emocional.
En las etapas de dolor existen muchas conductas:
1.- Conductas de huida.- Se caracterizan por alejarse del evento doloroso.
2.- Conductas de represión.- El inconsciente nos hace olvidar
enérgicamente eventos o pensamientos que serían dolorosos si se les
permitiese acceder a nuestro pensamiento.
3.- Conductas de proyección.- Son cuando los sentimientos o ideas
dolorosas, son proyectadas hacia otras personas o cosas cercanas pero que
el individuo siente ajenas y que no tienen nada que ver con él.
4.- Conductas de negación.- Es cuando la persona trata factores de la
realidad obvios, como si no existieran.
5.- Conductas de regresión.- Que son el retorno a un funcionamiento
mental de nivel anterior ("más infantil").
6.- Conductas de aislamiento.- Que se caracterizan por la separación del
recuerdo y los sentimientos, es cuando alguien deja de sentir algo que
realmente le afecta.
7.- Conductas de sustitución.- Son cuando la persona substituye un
pensamiento desagradable inmediatamente por uno agradable.
8.- Conductas de desplazamiento.- Es cuando la persona tiene sentimientos
hacia una persona pero los conecta a otra, es el típico “que no busca
quien se lo hizo sino quien se la pague”.
9.- Conductas de racionalización.- Es encontrar una auto justificación de
los actos, sin percibir los resultados, es cuando se hace exactamente lo
contrario a lo que se necesita.
Muchas de estas conductas, que a resumidas cuentas tratan de ocultar el
dolor o evidenciarlo al máximo, se asocian al uso del alcohol, drogas, uso
de medicamentos y conductas no sanas en la persona. Ya en realidad se está
buscando un “Escape del dolor”.
Un escape muy común, casi imperceptible y cotidiano es el mira horas y
horas la televisión o la computadora y otras distracciones le evitan su situación actual. Estas distracciones sirven para mantenerle aislado de su
dolor, pero al final de cuentas no permiten que la persona resuelva el
problema, sino que lo deje que eche raíces cada vez más profundas.
Hay que tener cuidado, ya que el dolor emocional puede permanecer
instalado en nosotros por un largo período; lo cual nos lleva a dormir
rumiando el dolor y al despertar sentiremos el mismo dolor, solo que en
muchos de los casos nos vamos acostumbrando al dolor e incluso hay quienes
se vuelven adictos al dolor, lo cual conlleva consecuencia incluso el no
querer dejarlo, ya que es como despojarnos de una gran arma que nos
permite relacionarnos con otras persona, ¿Quién no conoce a alguien que
nos ha contado su historia triste y llena de penurias?, en la cual sigue
viviendo y te acaso te pones a pensar que motivos tiene para vivir así?.
Hay quienes afirman que el dolor es el mejor maestro, ya que entre más
duelan las cosas, mas aprendemos de ellas, y en realidad es al contrario,
entre más relajada esta la mente y más confortable este la persona más
fácil es aprender.
Es importante saber si estamos sufriendo por el mismo dolor desde hace
mucho tiempo o acaso se ya se han acumulado más cosas. Es importante
identificar el momento de desapegarnos del dolor, si, por contradictorio
que parezca, debemos programarnos para dejar el dolor.
Es necesario sentir el dolor mientras nos ayude a aprender más de lo que
nos pasa, esto es, mientras represente una forma de ampliar la visión
acerca de nosotros mismos, pero no más, jamás permitas que el dolor se
instale en tu vida o se convierta en la manera en que vives, ya que se
convierte en tu acompañante y te llevará hasta la tumba. Parece obvio que
nadie desea apegarse al dolor. En realidad, aún así, desapegarse de él tal
vez sea uno de nuestros mayores desafíos.
Pero ¿y qué hacemos con el dolor?. El primer paso es aceptar la necesidad
de abandonar un padrón emocional que nos daña y daña o enferma a las
personas que nos rodean; pero debes saber que abandonar la fuente del
dolor implica sufrimiento. Esto requiere de aprender a hacer el periodo de
duelo o luto, ya que, el proceso de recuperación del dolor nos permite
vivir de manera mas plena y volver a disfrutar de cada día, de cada
persona y de cada cosa que la vida nos da para sentir placer por estar
vivos.
El dolor es un sentimiento que se puede considerar normal o verdadero, ya
que es una emoción humana, y como tal hay que vivirla en su momento, pero
el problema es cuando el dolor se convierte en una arma de negociación o
de forma de vivir.
El recuperarnos de una perdida nutre la capacidad de amar, de vivir y
disfrutar mejor las cosas, es un mal entendido que el efecto traumático de
una desgracia nos debe sumir en depresión y dolor de por vida. Cuando nos
separamos de un padrón emocional doloroso con el cual convivimos por
tantos años, debemos mantener la conciencia de su importancia en nuestro
proceso de auto-conocimiento: una forma de gratitud por lo aprendido, esto
es recoger las lecciones que nos da la vida, para valorar mejor las cosas
y disfrutarlas mucho mas.
Para evitar el evadir el dolor, puedes hacer cosas muy sencillas u útiles,
como son el meditar, observar el atardecer, ir al campo para pensar,
escribir, todo aquello que te permita tocar fondo con tu dolor, dejar que
el llanto se presente, que la rabia se presente, etc. No tienes por qué
ocultar tus sentimientos, ya que debes estar consciente que son
sentimientos temporales y que te vas a recuperar y te vas a sentir mejor
muy pronto.
Es necesario que sepas que existen herramientas de terapia que te ayudarán
mucho a pronto equilibrar tus emociones y sentimientos, como por ejemplo,
la hipnosis te ayuda a acelerar el proceso de duelo y a retomar las
lecciones de la vida con mayor profundidad o la programación
neurolingüística que te ayuda a reprogramar tus actitudes para evitar que
repitas patrones que te llevan al dolor.