viernes, 19 de septiembre de 2014

Los riesgos de no ser tú

Los riesgos de no ser tú¿Estás mintiendo? ¿Finges que eres otro para conseguir algo? ¿Qué careta te estás poniendo buscando la conquista, la aceptación o el éxito? ¿Qué parte de ti te avergüenza y escondes? En algún momento, que tal vez ya ni recuerdas, decidiste (de forma consciente o inconsciente) ocultarte. Te vestiste con un disfraz que, a tu modo de ver, posibilitaría el logro de eso que ansías: una pareja, el reconocimiento social, el éxito, el poder, el dinero, un mejor puesto laboral, una vida soñada.


¿Qué te sucede ahora? ¿Por qué te sientes tan mal? ¿Por qué no sabes estar contigo cuando estás a solas? Simplemente, la máscara se resquebraja, no puedes mentirte por más tiempo. Y sí: te estás haciendo daño. Mucho más daño del que crees.
Ahora vamos a contarte las consecuencias que tiene negar quien eres. Entregar tu poder a otros… o vivir en una fingida grandiosidad que esconde siempre el miedo a la pequeñez que en ti ves. Pondremos fin al engaño que te esclaviza y, si nos lo permites, abriremos la puerta a la libertad que te espera y te llama.

¿Estás dispuesto a desprenderte de tus propias garras?
La psicóloga y psicoterapeuta Ana Isabel Rico Prieto trazará las líneas de este mapa que ya mismo, ante ti, desplegamos.
La travesía empieza. Ahora. Salimos de puerto


¿Por qué dejaste de ser tú? ¿Por qué te empequeñeciste como ‘víctima’ o te agrandaste artificialmente como ‘verdugo’? “Pues por varias cosas: porque te gusta una persona y quieres estar con ella, aún sacrificándote a ti mismo; por querer conseguir un trabajo o por querer dar una imagen en sociedad que es más adecuada a la imagen que tú de ti mismo reconoces y no te gusta”.
Y segunda cuestión fundamental: ¿El riesgo de abandonarte puede ser grande, puede llevarte a un trastorno grave? “Sí. Según como te dejes ir, sí”, asegura Ana Isabel Rico. Con ella, te planteamos las tres consecuencias de ese viaje que un día emprendiste: el viaje de tu olvido. Tres escaleras, tres estadios, tres niveles que tal vez ya hayas transitado, estés transitando… o que te aguardan a la vuelta de la esquina si continúas en esta peligrosa ruta vital que te has marcado.

 PRIMERA CONSECUENCIA: LA INSEGURIDAD

Cuando empiezas a alejarte de tu yo comienzas sintiendo esto: inseguridad. Te estás forzando a hacer algo constantemente, algo ajeno a lo que tú eres. Las preguntas que te haces a ti mismo son continuas: “¿Lo estaré haciendo bien? ¿Le gustaré o no le gustaré? ¿Lo conseguiré o no lo conseguiré?”
Por este escalón caminarás un tiempo. Pero rápido, sin darte apenas cuenta, tu olvido de ti te llevará inmediatamente a un segundo paso. El peligro es mayor. El daño que te haces, como comprobarás, está creciendo.


– SEGUNDA CONSECUENCIA: EL CONFLICTO INTERNO, LA DEPENDENCIA, EL INICIO DE LA ENFERMEDAD

“Comienzas ya a cuestionarte qué es lo que estás haciendo; comienzas a plantearte que así no puedes seguir más. Y pasas a un conflicto interno o a una dependencia. Físicamente, puede generar ansiedad (que es lo que suele ocurrir); en casos más graves, te meterías en una depresión“, indica Ana Isabel Rico. Ya estamos en la enfermedad. Ya estás avanzando en el depredador terreno de la dependencia emocional. Y no te has dado ni cuenta de cuándo has cruzado esa puerta. Sólo sabes (eso sí) que tu malestar personal ha ido en aumento.
… Y así es como lo hace. Verás. La mano que guía este viaje, la de Ana Isabel, te lo cuenta:
1.- Tu diálogo interno se mueve en estas espirales constantes, en este parloteo abrumador (consciente o inconsciente) que te resta fuerzas: “¿Hasta cuándo voy a mantener esto? ¿Soy creíble? ¿Me van a pillar?”
2.- Necesitas redoblar esfuerzos para fingir. Y ahí es cuando comienza a ahogarte laCULPABILIDAD porque así te sientes, así te hablas: “Ya es mucha mentira”. Pero no ves otro remedio… y continúas.
3.- Cada día, aunque lo intentes mitigar a través de vías de escape (fiesta, sexo, deporte, alcohol, viajes… un comportamiento quizá compulsivo en una o más de estas facetas) te azota esto: “la lucha contigo mismo en la que entras, el conflicto interno tremendo (añade Ana Isabel Rico), donde te dices esto: Yo ya tendría que manifestarme de otra manera… ¿pero y si lo pierdo?” ¿Y si pierdo el trabajo, el prestigio social, la imagen que he creado, el proyecto que tengo, a una persona que está a mi lado…? Revisa tus “¿y si lo pierdo?”. ¿Cuántos encuentras?

Vamos al tercer peldaño de este peligroso trayecto de olvido personal. La tercera consecuencia. El tercer descenso en la escalera.

– TERCERA CONSECUENCIA: EL TRASTORNO

Si continúas, si no frenas, te encaminarás a este punto. “Puedes llegar, sí, a un trastorno psicológico importante. Cuanto más lo vayas dejando, el conflicto emocional es mayor y te costará más trabajo superarlo”.
¿Es alto el precio que pagas? La respuesta parece (y es) obvia: “El rédito es muy alto, sí. No tanto a corto plazo, pero sí a medio y largo plazo: te metes en un camino donde va a haber más sombras que luces. Funcionas en la vida con un disfraz. Y si el engaño se descubre, si te lo echan en cara, la herida interna que esto te causa es importante“.
Entonces, ¿por qué lo haces, por qué lo hacemos? Viramos ahora hacia la parte práctica  de la ruta;te ayudamos a trazar el camino de vuelta hacia ti mismo.


 LOS POR QUÉS DE ELEGIR OLVIDARNOS

“Somos –asegura Ana Isabel Rico– personas inseguras. Todos. Quien diga lo contrario miente. Por eso no queremos ser nosotros, por eso tenemos miedo al rechazo, a no gustar, a que ese algo que sabes que tienes y que sabes que no agrada salga a flote y se vea y se conozca. Todos queremos ser la persona más maravillosa para alguien; todos nos decimos: A lo mejor, si me manifiesto como soy, no le gustoTodos tenemos algo que no queremos enseñar“.
Y todos elegimos. Elegimos entre mirar hacia dentro y solucionar nuestros conflictos (un trabajo personal potente de travesía y puesta a punto interna e individual)… o entre echar paladas de olvido a nosotros mismos y ponernos un disfraz. Con esta segunda opción sólo sumamos problemas a los problemas que ya arrastramos y tenemos: LOS PROBLEMAS (INMENSOS, COMO HAS VISTO) QUE SE DERIVAN DEL FINGIMIENTO.
“En la mayoría de los casos de ansiedad, lo que quieres es demostrar más de lo que puedes dar de ti. ¿Por qué lo haces, para qué? ¿Para que te digan lo bien que lo has hecho? Eso sólo te lleva a la fatiga y a la autoexigencia. Cuando te empiezas a sentir cómodo con cómo eres se va todo esto” (Ana Isabel Rico Prieto)
Nos queda aún un último apunte. Abrimos un libro y leemos para ti unos párrafos. Como tal vez habrás sospechado, estamos hablando del EGO. Ese ‘otro tú’ fabricado. El responsable del disfraz a medida que te has hecho. Sí, ése es el nombre de la careta que llevas, que llevamos: EGO. El ‘otro yo’. El yo falso.

GRANDEZA FRENTE A GRANDIOSIDAD

Quizá tu disfraz es el del sometimiento (te empequeñeces). Quizá tu disfraz es el del sometidor (te ‘adoras’). En ambos casos, las dos son polaridades de una misma balanza. Dos extremos irreales. En el centro es dónde tú estás.
El libro del que te hablamos es Un Curso de Milagros.
Describe este olvido de ti de manera excepcional, contraponiendo la GRANDEZA real del ser quien eres frente a la GRANDIOSIDAD que inventó tu ego para ti. Lo hace así:
Siempre que te vuelves consciente de tu grandeza, por vagamente que sea, abandonas el ego automáticamente: la insignificancia del ego resulta perfectamente evidente. Cuando esto ocurre, el ego cree que su ‘enemigo’ lo ha atacado, e intenta ofrecerte regalos para inducirte a que vuelvas a ponerte bajo su ‘protección’. El auto-engrandecimiento es la única ofrenda que puede hacer. La grandiosidad del ego es la alternativa que él ofrece a la grandeza de Dios. ¿Por cuál de estas dos alternativas te vas a decidir? 
El propósito de la grandiosidad es siempre encubrir la desesperación.
La esencia de la grandiosidad es la competencia, porque la grandiosidad siempre implica ataque. Es un intento ilusorio de eclipsar, pero no de deshacer.
Ahí tienes el funcionamiento interno del engaño. De cómo te niegas lo que eres y quién eres. De cómo niegas tu esencia siempre luminosa. Cerramos el mapa de este viaje con el último punto sobre el papel. La VERDAD que te dejaste arrinconada. Un Curso de Milagros te la muestra con esta nitidez:
Cuando pierdes la conciencia de tu grandeza es que la has reemplazado con algo que tú mismo inventaste. Quizá con la creencia en la pequeñez; quizá con la creencia en la grandiosidad. Ninguna de las dos son verdad.
Tu grandeza nunca te engañará, pero tus ilusiones siempre lo harán. Tus ilusiones son engaños. No puedes triunfar, pero estás EXALTADO. Y en tu estado de exaltaciónbuscas a otros que son como tú y te regocijas con ellos

El ego depende exclusivamente de que estés dispuesto a tolerarlo
¿Y lo estás?