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jueves, 3 de febrero de 2022

Salud Mental: Cuando el alma se rompe


En estos días de pandemia COVID-19 que se viven la sociedad a través de los medios de comunicación y redes sociales están muy al pendientes de las cifras en cuanto a casos y defunciones por dicha causa. Las noticias principales hablan de las vacunas para terminar con la pandemia y el debate que estas han generado en las diferentes sociedades del mundo.

Pero mientras todo esto acapara la atención de las personas, en silencio y sin llamar mucho la atención estamos viviendo otra pandemia, esa pandemia es la depresión. Hay casos muy sonado de suicidios por esta causa actores, cantantes, deportistas, etc. que llaman la atención como por ejemplo el ultimo y sonado suicidio de Miss Estados Unidos 2019 Cheslie Kryst. Pero estos casos solo hacen ruido por un periodo corto de tiempo, solo importa el amarillismo, la nota, la notica, la primicia. En realidad no importa por que moriste, si no que moriste y quien lo dice primero. Y no solo es responsabilidad de los medios de comunicación, también de nosotros que consumismos la inmediatez y esa necesidad de ver que el "otro" que supuestamente vivía mejor que nosotros también sufre y eso en el fondo nos consuela.  Así es en nuestra sociedad ya normalizamos estas conductas patológicas, como dice el dicho "mal de muchos, consuelo de tontos" 

Es momento que como sociedad asumamos lo que estamos pasando y reconozcamos la importancia de la salud mental y normalizar el acudir con el Psicólogo. Que las personas puedan pedir ayuda sin sentirse desvalorizados y que están "locos", necesitamos ser escuchados por un profesional y mas en estos tiempos en donde la sociedad es bombardeada con mas "información" y mucha de ella innecesaria donde nos van minando mentalmente hasta un punto de quiebre. El como los estándares de hombres y mujeres no se vuelven en un ideal si no se convierten en un martirio donde no importa lo que hagas nunca cumplirás ese ideal que te pintan en redes sociales, donde tu puedes ver cosas indirectas como  ten el cuerpo perfecto, la vida perfecta, no trabajes y gana dinero, el mejor carro, viajes etc. Esta vida de influencers donde las personas aspiran a tener una vida cómoda y lujosa con el menor esfuerzo posible.

Algo va mal en la sociedad cuando tus principales modelos a seguir son Narcotraficantes, Influencers o Empresarios. Es decir, la sociedad aspira a no pensar y se jacta de ello. Entre menos hablamos de salud mental mas problemas de esta índole se aquejan en la sociedad. Es decir ya se normalizaron síntomas como:
  • Sentirse cansado todo el tiempo.
  • Dolores de cabeza constantes.
  • Horarios de sueño irregulares.
  • Falta de apetito. 
  • Desesperanza crónica.
  • Ansiedad.
  • Tristeza profunda.
  • Dependencia emocional.
Todos conoceos en nuestro circulo de amistades o conocidos alguna persona que sabemos tiene problemas pero no los quiere hablar o peor aun, no hay nadie que lo escuche. Y es por esto que es muy necesario que empecemos hablar de temas de salud mental así como se habla de economía y de enfermedades físicas; por que al paso que vamos las sociedades menos avanzadas en estos temas pueden colapsar en el sentido de no ser sociedades funcionales.

Es de suma importancia que los políticos empiecen a tocar estos temas como parte de sus planes de acción y propuestas, pero partiendo de realmente querer ayudar a las personas y no como otra pasarela demagógica que tanto les encanta. Pero si podemos ver los datos son alarmantes: El INEGI reporta el 29.9 % de los habitantes mayores de 12 años presentan algún nivel de depresión ocasional y un 12.4 de manera frecuente 43.3 % de la población mayor de 12 años en algún momento pasara por una depresión, esto de casos registrados por que si sumamos las personas que están fuera de los registros este porcentaje es mayor de seguro.

Como sociedad es nuestra responsabilidad que casos como el de Cheslie Kryst no queden solamente en la noticia y toquen la consciencia colectiva y cambiemos la manera en como interactuamos con temas de salud mental. Recuerda es mas fácil controlar a una sociedad enferma y peor aun, una que no esta consciente
de su mal.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Pacientes que abandonan la terapia psicológica. Perfiles y motivos que lo causan

Todos los psicólogos nos hemos encontrado que, aún delante de nuestras muchas recomendaciones de las posibles consecuencias, una cierta parte de nuestros pacientes abandonan la psicoterapia antes de que esta haya llegado, efectivamente, a término. Es aquello que, en otras ramas de las ciencias de la salud, llamarían una “alta voluntaria”. Y, aunque es bien cierto que, muchos de ellos, acaban retomando de nuevo la terapia, también lo es que se han dado pasos hacia atrás en el camino avanzado.
Entre estos últimos se encuentran los adolescentes. En este caso, podemos hablar, como muchas otras veces, del pensamiento mágico; muchos jóvenes creen que con el simple hecho de cruzar el umbral de la puerta del terapeuta o sentarse en su sofá, se curarán todos sus problemas, en tres o cuatro sesiones. Falta de adherencia al tratamiento, por falta de actitud; si no pones tu 50%, tendrás que afrontar la dura realidad, ni tan sólo los psicólogos tenemos “polvos mágicos” que resuelvan los problemas sin esfuerzo.

Los pacientes casados abandonan menos los tratamientos ya que la pareja suele actuar como coadyuvante e, incluso, a veces, y según en qué tipo de patologías, como coterapeuta. Darle esta responsabilidad al cónyuge sin patología supone que anulará cualquier intento de desistir del paciente, explicando las bondades del tratamiento y las consecuencias de no hacerlo.
También abandonan prematuramente  los pacientes con bajo nivel educativo. La mayor parte de las veces porque la jerga psicológica se les hace complicada, porque no entienden la finalidad ni el objetivo de la terapia y, sobre todo, porque lo único que saben es que “las pastillas” les funcionan muy bien o no les funcionan para nada. Por tanto, cargan de “poder” al tratamiento psiquiátrico y desnudan a la psicoterapia del mismo ya que se habrán visto abocados a hacerla por orden psiquiátrica o por insistencia familiar.
En contra de lo que se pueda pensar muchas veces, quizás demasiadas, abandonan el tratamiento psicoterapéutico pacientes que presentan psicopatologías severas o, incluso, sintomatología severa de una psicopatología que, en principio, tendría fácil solución. El abandono supone el agravamiento de dichas patologías y, demasiadas veces, no somos conscientes del daño que nos estamos inflingiendo pero la familia tampoco es especialmente insistente.
Visto ya quienes  se cogen el alta voluntariamente, nos podríamos preguntar ¿por qué lo hacen? o ¿ qué les lleva a acabar un tratamiento que, inicialmente, empezaron de forma libre y voluntaria?

Motivos más comunes de abandono de la terapia psicológica por parte de los pacientes

1.    La demanda ya no les preocupaCuando hablamos de demanda, en psicología, nos referimos al motivo que lleva a un paciente a la consulta de un psicológo. Puede ocurrir que dicho motivo, al llegar a la consulta, ocupe una posición central en la vida del paciente pero al transcurrir el tiempo se adopta una nueva percepción que permite minimizar o relativizar el problema, dejando de ser central y, por tanto, de preocuparnos. Sin embargo, ello no significa que este absolutamente resuelto
2.    El paciente se ha desmotivado. En psicoterapia, existen distintas corrientes. Normalmente, cada uno de nosotros estamos adscritos a una de ellas, por ejemplo, la cognitiva-conductual. Sin embargo, diseñar un tratamiento significa tener en cuenta las peculiaridades de cada paciente; su carácter, el objeto de su demanda, si ya venía motivado de casa o no…lo que no se puede es aplicar un mismo traje para todos los pacientes que entren en nuestra consulta porque a unos les quedará corto, a otros largo, otros lo romperán, a otros les irá holgado… y estos acabarán sintiendo que la  terapia “no sirve para nada” o “no me hace nada” o “no noto nada diferente”, se desmotivarán y acabarán abandonando.
3.    Expectativas demasiado elevadas respecto a resultados inmediatos. Otras veces, se abandona porque el paciente, al inicio del tratamiento, tiene unas expectativas demasiado altas respecto a la resolución casi inmediata de su problema. Aunque a estos pacientes se les avisa, al inicio, de que la psicoterapia es un proceso muy eficaz ( por ejemplo, 88% de eficacia para la psicoterapia cognitiva-conductual), por otra parte, es lenta ya que necesita su tiempo para poner en orden el revuelto armario emocional que lleva a consulta; de hecho, esta es una de las funciones más importantes del psicoterapeuta durante las primeras sesiones: nivelar las expectativas hasta un nivel razonable para no acabar provocándose el abandono por no haber satisfecho la idea con que el paciente llegaba a consulta y que forman parte de ese “pensamiento mágico” del que ya hemos hablado, el simple hecho de sentarse en el sofá del terapeuta o de traspasar su puerta ya remedia su problema.
4. Desconocer el número de sesiones que precisará el paciente durante la terapia. Se ha observado que se consigue una mejor alianza terapéutica cuando desde el inicio el paciente tiene una idea aproximada de cuántas sesiones necesitará para cumplimentar su tratamiento. También es cierto que, a excepción de en determinados casos, como en las terapias de parejas, es difícil dar un número exacto de sesiones ya que pueden producirse muchos factores inesperados a lo largo del tratamiento, tanto por parte del paciente como del psicólogo, o puede ocurrir que el paciente no responda al tratamiento, con lo cual volveríamos a encontrarnos que el paciente abandonaría, no por incumplimiento, sino por desmotivación o, especialmente, por expectativas no cumplidas. Por tanto, mantener un objetivo en el tiempo, aunque aproximado, ayuda a que el paciente sea fiel a la psicoterapia y, también, con las tareas de casa.
5. Falta de rapport con el psicológo. En psicoterapia, la calidad de la relación que se establece entre el paciente y el psicoterapeuta es básica, ya que si el paciente percibe que no existe una conexión con el psicólogo, que no le comprende o que minimiza sus problemas, el tratamiento fracasará por abandono del paciente.
6. Incumplimiento de las tareas para casa. La psicoterapia cognitivo-condutual, en el espacio intersesiones se basa en “tareas para casa”  que los pacientes deben realizar fuera de la consulta. Sin embargo, muchos de ellos creen que el tratamiento, acaba cuando finaliza la sesión y no vuelven a pensar en él hasta la siguiente sesión ya sea por pereza, por considerar que los ejercicios no son necesarios o que “no servirán para nada”. Esto implica que el tratamiento se retrasará, las expectativas de las que antes hablábamos no se cumplirán, y, como resultado, aparecerá la frustración y la desmotivación que produce el abandono.
7. Actitudes inadecuadas del psicólogo.  Frecuentemente, los pacientes que interrumpen su tratamiento repentinamente hacen responsable al psicólogo del abandono, lo cual no significa que siempre sea así pero sí que es cierto que,  en algunos casos, determinadas actitudes sí pueden acabar inintencionadamente con la psicoterapia. La mayoría de dichos pacientes afirman que han existido problemas como falta de competencia profesional, la personalidad del terapeuta  o la contradicción entre su discurso y los valores del paciente.
8. Negación a profundizar en algunos temas. Cuando un paciente acude a la consulta de un  psicólogo, normalmente lo hace con una demanda, es decir, con un problema que pretende solucionar. Pero, generalmente, este problema es sólo un síntoma de un conflicto más profundo. Por ello, y a pesar de que el paciente piensa en tratar su tema de demanda e, incluso, muchas veces, dice “pero eso ya lo tengo superado, y no quiero hablar de ello”, lo que nos está diciendo el síntoma es que, en realidad, no está tan superado como cree y, por tanto, es necesario hablar de ello. Y aquí empieza uno de los puntos de conflicto; tenemos un paciente que se niega a hablar de algo necesario, un psicólogo que necesita que el paciente exprese sus emociones y se libere, para poder continuar y la psicoterapia que queda frenada,  no avanza, generando frustración, tanto en el psicólogo como en el paciente, quien prefiere abandonar la psicoterapia.
9. Negación al cambio. En contra de lo que pueda parecer, muchos pacientes abandonan la terapia justo cuando empiezan a mejorar porque creen que ya no la necesitan con lo cual hay una elevadísima probabilidad de recaída. Esto se debe a que suele existir una cierta negación al cambio, de la misma manera que existe negación a profundizar en el síntoma. No podemos olvidar que cualquier tipo de patología que se ha arrastrado durante un cierto tiempo, la llegamos a interiorizar y es entonces cuando el cambio puede asustar de la misma manera que asusta todo aquello que no controlamos, que sea novedoso, aunque este es un proceso que se da a nivel inconsciente.
10. Consejo de otro profesional de una corriente teórica distintaAlgunos pacientes no se contentan con el criterio de un profesional sino que busca opiniones de diferentes profesionales. Pero, en esta búsqueda, no se tiene en cuenta algo de suma importancia y ya repetido en este artículo: no todos los psicólogos pertenecemos a la misma corriente teórica y, por tanto, las coincidencias entre un psicoanalista y un psicólogo cognitivo-conductual no son muchas. Obviamente, es importante escuchar varias campanas pero no podemos olvidar que demasiadas veces no elegimos el sonido que nos sería útil sino el que queremos oír.
Es el caso de los pacientes que abandonan la terapia para iniciar otra pero ¡sorpresa! De una corriente teórica distinta; de hecho, son pacientes que van de un psicólogo a otro en la búsqueda de que confirmen sus creencias o sus opiniones y que el psicólogo puede ya intuir, más o menos, que se producirá un abandono cuando una de sus primeras frases es “eres la tercera psicóloga que tengo. A las otras dos, las dejé… ya te contaré”.

viernes, 18 de julio de 2014

¿NECESITO UN PSICÓLOGO?





La ayuda psicológica puede ser muy beneficiosa para todos,  pero es recomendable especialmente en las siguientes situaciones:
    necesito psicologo
  • Si no te encuentras anímicamente bien y desconoces el por qué, si estás triste sin razón aparente, desvitalizado y con falta de energía.
  • Si no te ilusiona vivir el día a día o si te sorprendes  haciendo, pensando o sintiendo cosas que no entiendes y de las cuales te gustaría deshacerte o no tener.
  • Si te sientes bloqueado emocionalmente o, por el contrario, desbordado por tus sentimientos (p. ej., triste o con muchas ganas de llorar, sientes pánico, ira, desesperación) que no comprendes o no puedes controlarlos por ti mismo.
  • Si te sientes perdido o confundido respecto a cualquier aspecto de tu vida, ya sea de trabajo, estudio, familiar o de pareja, y no consigues encontrarte a ti mismo, un lugar, un camino en el mundo, o tu vocación.
  • Si estás pasando por un duelo y quieres que alguien te ayude a comprenderlo mejor, que te acompañe en los momentos difíciles y que te pueda dar las herramientas necesarias para poder empezar a afrontarlo y superarlo.
  • Si tienes dificultades para relacionarte con las demás personas y quieres aprender técnicas que te faciliten adquirir esos vínculos con esas personas o situaciones que deseas.
  • Si crees que no rindes lo suficiente en algún área de tu vida, ya sea emocional, laboral, familiar, sexual o de pareja.
  • Cuando otros especialistas (médicos, psiquiatras, nutricionistas, etc.) te aconsejan la necesidad de buscar tratamiento psicológico.
  • Si necesitas descargarte, desahogarte emocionalmente, o simplemente sentirte escuchado y comprendido.
  • Cuando, aunque no tengas ningún problema, decides llevar una vida más plena y feliz.

sábado, 7 de junio de 2014

TERAPIA GESTALT


* EL DARSE CUENTA (Awareness).-
     Este es el concepto clave sobre el que se asienta el EG. En pocas palabras darse cuenta es entrar en contacto, natural, espontáneo, en el aquí y ahora, con lo que uno es, siente y percibe. Es un concepto semejante en algo al de insight, aunque es más amplio; una especie de cadena organizada de insights.


Existen tres Zonas del Darse Cuenta:
1. El darse cuenta del mundo exterior: Esto es, contacto sensorial con objetos y eventos que se encuentran fuera de uno en el presente; lo que en este momento veo, toco, palpo, degusto o huelo. Es lo obvio, lo que se presenta de por sí ante nosotros. En este momento veo mi lapicero deslizándose sobre el papel formando una palabra, escucho el ruido de los carros pasando por la avenida, huelo el perfume de una joven que pasa por mi lado, siento el sabor de una fruta en mi boca.

2. El darse cuenta del mundo interior: Es el contacto sensorial actual con eventos internos, con lo que ocurre sobre y debajo de nuestra piel. Tensiones musculares, movimientos, sensaciones molestas, escozores, temblores, sudoración, respiración, etc. En este momento siento la presión de mi dedo índice, mayor y pulgar sobre mi lapicero al escribir; siento que deposito el peso de mi cuerpo sobre mi codo izquierdo; siento mi corazón late, que mi respiración se agita, etc.
3. El darse cuenta de la fantasía, la Zona Intermedia (ZIM): Esto incluye toda la actividad mental que transcurre más allá del presente: todo el explicar, imaginar, adivinar, pensar, planificar, recordar el pasado, anticiparse al futuro, etc. En este momento me pregunto qué haré mañana en la mañana, ¿será algo útil, bueno?. En Gestalt todo esto es irrealidad, fantasía. Aún no es el día de mañana, y no puedo saber y decir NADA acerca de ello. Todo está en mi imaginación; es pura y simple especulación, y lo más saludable es asumirlo como tal.




Ciclo de la experiencia

1)     En la sensación el sujeto es sacado de su reposo porque siente "algo" difuso, que todavía no puede definir
2)     En el darse cuenta, la sensación se identifica como una necesidad específica (en los ejemplos anteriores, como hambre o como preocupación, respectivamente) y se identifica también aquello que la satisface: se delimita cierta porción de la realidad que adquiere un sentido vital muy importante para el sujeto, es decir, se forma una figura
3)      En la fase de energetización el sujeto reúne la fuerza o concentración necesaria para llevar a cabo lo que la necesidad le demanda
4)     En la acción, fase más importante de todo el ciclo, el individuo moviliza su cuerpo para satisfacer su necesidad, concentra su energía en sus músculos y huesos y se encamina activamente al logro de lo desea
5)     En la etapa final, el contacto, se produce la conjunción del sujeto con el objeto de la necesidad; y, en consecuencia, se satisface la misma. La etapa culmina cuando el sujeto se siente satisfecho, puede despedirse de este ciclo y comenzar otro
6)     En el reposo o retraimiento el sujeto ya ha resuelto una Gestalt o necesidad anterior, y se encuentra en un estado de equilibrio, sin ninguna necesidad apremiante

De acuerdo a Fritz Perls, en el Yo de todo ser humano existen seis capas que recubren, a manera de una cebolla, al Ser auténtico de las personas. Estas capas o estratos del Self, como también se les conoce, son las siguientes:

1)    En el estrato Falso se encuentra nuestra "fachada", lo que colocamos en nuestra vitrina de nosotros mismos y dejamos ver a los demás
2)    el estrato del “como sí”; allí están los roles, los juegos que empleamos para manipular a los demás, el actuar "como sí" fuéramos esto o aquello Es nuestro carácter o forma habitual y rígida de actuar.
3)    al estrato Fóbico. Allí se encuentran todos nuestros temores y todas nuestras inseguridades frente a nosotros mismos; nuestros secretos mejor guardados y nuestras heridas narcisísticas; la pena, el dolor, la tristeza o la desesperación; aquello que no queremos ver ni tocar de nuestra personalidad y menos aún descubrir frente a los demás.
4)    sentiremos una sensación de vacío, de inamovilidad, de falta de energía, de muerte. Hemos llegado al estrato del Atolladero, donde nos sentimos "atorados", sin salida. Sin embargo, detrás se encuentra el estrato Implosivo, donde se hallan todas nuestras energías sin usar, nuestra vitalidad "congelada" o dirigida hacia nosotros mismos para mantener nuestras defensas.
5)    el estrato Explosivo, donde las fuerzas estancadas se disparan hacia afuera en un arranque de autenticidad

En base a lo anterior, podemos imaginarnos a una persona X, que al comenzar la terapia se mostrará superficial, formal o convencional (buenos días, qué calor hace, qué gusto de verlo, blá, blá, blá: las Cacas de las que hablaba Perls). Detrás de ello hallaremos sus temores, sus "traumas", sus evitaciones, que es necesario confrontar. Lo meteremos así en un atolladero temporal, en donde él se vivenciará sin fuerzas, casi muerto. Sin embargo, si confía en su organismo y le da libertad éste le mostrará sus fuerzas sin utilizar, que emergerán libremente como figuras al despejarse el campo de evitaciones, su verdadero potencial, y experimentará una verdadera explosión de alegría, placer, ira o pena (todas ellas positivas, terapéuticas y necesarias) que darán paso al verdadero ser humano que hay detrás del sujeto X.
     Esto debe hacerse repetidas veces, a cada momento de la terapia, hasta que el sujeto se conozca lo suficiente y puede realizar el proceso por sí mismo.
     Una persona madura es capaz de experienciar y sostener todo tipo de experiencias emocionales en el "aquí y ahora"; además, utiliza sus propios recursos (autosoporte) en lugar de manipular a los demás y al ambiente para conseguir apoyo.

En síntesis, la TG persigue:
- Vivir en el ahora.
- Vivir en el aquí.
- Dejar de imaginar y fantasear en exceso sustituyendo al contacto real.
- Dejar de pensar innecesariamente sustituyendo a la acción.
- Dejar de aparentar o jugar al "como sí".
- Expresarse o comunicar.
- Sentir las cosas desagradables y el dolor.
- No aceptar ningún "debería", más que los propios, impuestos por uno mismo en base a nuestras necesidades y experiencias.
- Tomar completa responsabilidad de las acciones, sentimientos, emociones y pensamientos propios.
- Sea lo que Ud. es... sin importar lo que Ud. sea.



sábado, 31 de mayo de 2014

Psicólogo ¿Para que me sirve?

En cualquier grupo humano,existen conductas que son comunes a la mayoría de los individuos y por tanto son consideradas como normales, la mayoría de los grupos son heterogéneos de manera que no todos los individuos responden de la misma manera a los distintos estímulos que se les dan en el contexto, no todos los caracteres son iguales y eso siempre se toma en cuenta a la hora de trabajar con ellos, pero de la misma forma también existen características particulares que por su naturaleza, su cronicidad y su intensidad, pueden afectar de forma significativa el desenvolvimiento de uno o varios individuos dentro del grupo, pudiendo llegar a lastimarse a sí mismo o a los otros, es en este punto donde la Psicopatología como ciencia, se avoca al estudio de la etiología, el desarrollo y las consecuencias de estos comportamientos y condiciones psíquicas, tanto desde una visión fenomenológica-clasificatoria, como circunscrita a una teoría o corriente particular, el conocimiento de algunas entidades, trastornos o deficiencias patológicas es fundamental para la aplicación de un tratamiento a tiempo, y también para la planificación de estrategias de prevención
La psicología nos permite conocernos a nosotros mismos, nos permite crear instrumentos eficaces para salir de situaciones complejas, nos alivia el sufrimiento.
En muchos momentos de nuestra vida verificamos que hay aspectos de nosotros mismos que nos resultan incomprensibles y que hacemos cosas que escapan a nuestra voluntad como:

-
no poder salir solos a la calle,
-
padecer temores incomprensibles ante determinadas situaciones que no   podemos enfrentar
-
no saber porqué en nuestra vida se acumulan fracasos reiterados como   si fueran un destino a cumplir
-
sentir una ansiedad desmedida
-
no poder conciliar el sueño
-
no poder relacionarnos con nuestros padres
-
no poder comprender a nuestros hijos
-
tener dificultades en el trabajo
-
fracasar en el amor
Estos son algunos ejemplos que nos indican que algo no funciona y que no lo conseguimos controlar.
Por esta razón, la psicología, además de investigar, ha desarrollado diferentes métodos psicoterapéuticos que permiten abordar y superar estos síntomas y restablecer un bienestar en nuestra vida a nivel personal y relacional. Es muy importante entender que nuestra vida no es un libreto escrito que nos ha sido entregado y que nos limitamos a representar, sino que es un constante fluir de interrogantes, anhelos, decisiones y elecciones.
Sin embargo, es muy frecuente escuchar expresiones tales como “no necesito haber estudiado psicología para ser psicólogo”, “yo puedo ayudarme a mí mismo”, “no necesito ir a un psicólogo para darme cuenta de lo que me pasa”, o “para hablar con un psicólogo mejor hablo con un amigo/a”.
Estos pensamientos son expresiones que encierran una creencia equivocada de nosotros mismos. Nuestra manera de ser está, íntimamente, influenciada por la relación con los otros (padres, hijos, pareja, amigos, jefe, desconocidos).

Por lo tanto, esta dimensión inconsciente de nuestro ser trastoca muchas veces nuestra creencia de una absoluta autonomía "puedo con todo" y de un dominio de nuestras acciones "sé lo que me pasa". Poder reconocer que en ese momento necesitamos una ayuda de un psicólogo es una actitud realista que nos permitirá retomar verdaderamente las riendas de nuestra vida.

martes, 18 de marzo de 2014

Freud S, Consejos al médico en el tratamiento psicoanalítico (1912)

.

Reglas técnicas:
a)       Para retener en la memoria los innumerables nombres, fechas, detalles del recuerdo, asociaciones y manifestaciones patológicas que el enfermo va produciendo en el curso de un tratamiento prolongado meses enteros y hasta años, sin confundir este material con el suministrado por otros pacientes en el mismo período de tiempo o en otros anteriores, la primera regla rechaza todo medio auxiliar, incluso la anotación, y consiste simplemente en no intentar retener especialmente nada y acogerlo todo con una igual atención flotante
b)       No tomar apuntes, formar protocolos, etc., durante las sesiones con el analizado. Al anotar o taquigrafiar las comunicaciones del sujeto realizamos forzosamente una selección perjudicial y consagramos a ello una parte de nuestra actividad mental, que encontraría mejor empleo aplicada a la interpretación del material producido
c)      La anotación de datos durante las sesiones del tratamiento podía justificarse con el propósito de utilizar el caso para una publicación científica. Los protocolos detallados resultan fatigosos para el lector, sin que siquiera puedan darle en cambio la impresión de asistir al análisis.
d)      Antes de terminar el tratamiento no es conveniente elaborar científicamente un caso y reconstruir su estructura e intentar determinar su trayectoria fijando de cuando en cuando su situación. Obtenemos los mejores resultados terapéuticos en aquellos otros en los que actuamos como si no persiguiéramos fin ninguno determinado, dejándonos sorprender por cada nueva orientación y actuando libremente, sin prejuicio alguno. La conducta más acertada para el psicoanálisis consistirá en pasar sin esfuerzo de una actitud psíquica a otra, no especular ni cavilar mientras analiza y espera a terminar el análisis para someter el material reunido a una labor mental de síntesis
e)    He de recomendar calurosamente a mis colegas que procuren tomar como modelo durante el tratamiento psicoanalítico la conducta del cirujano, que impone silencio a todos sus afectos e incluso a su compasión humana y concentra todas sus energías psíquicas en su único fin: practicar la operación conforme a todas las reglas del arte
f)        Del mismo modo que el analizado ha de comunicar todo aquello que la introspección le revela, absteniéndose de toda objeción lógica o afectiva que intente moverle a realizar una selección, el medico habrá de colocarse en situación de utilizar, para la interpretación y el descubrimiento de lo inconsciente oculto, todo lo que el paciente le suministra, sin sustituir con su propia censura la selección a la que el enfermo ha renunciado
g)      Resulta muy atractivo para el psicoanalista joven y entusiasta poner en juego mucha parte de su propia individualidad para arrastrar consigo al paciente e infundirle impulso para sobrepasar los límites de su reducida personalidad. Pero con esta técnica abandonamos el terreno psicoanalítico y nos aproximamos al tratamiento por sugestión; incapacita al sujeto para vencer las resistencias más profundas y fracasa siempre en los casos de alguna gravedad, provocando en el enfermo una curiosidad insaciable que le inclina a invertir los términos de la situación y a encontrar el análisis del medico más interesante que el suyo propio
h)    En la solución de las inhibiciones de la evolución psíquica se le plantea espontáneamente la labor de señalar nuevos fines a las tendencias libertadas. Pero también en esta cuestión debe saber dominarse el medico y subordinar su actuación a las capacidades del analizado más que a sus propios deseos

i)         ¿En qué medida debemos requerir la colaboración intelectual del analizado en el tratamiento? Es difícil fijar aquí normas generales. Habremos de atenernos ante todo a la personalidad del paciente, pero sin dejar de observar jamás la mayor prudencia. Para llegar a la solución de los enigmas de la neurosis no sirve de nada la reflexión ni el esfuerzo de la atención o la voluntad y sí únicamente la paciente observancia de las reglas psicoanalíticas que le prohíben ejercer crítica alguna sobre lo inconsciente y sus productos. La obediencia a esta regla debe exigirse más inflexiblemente a aquellos enfermos que toman la costumbre de escapar a las regiones intelectuales durante el tratamiento y reflexionan luego mucho, y a veces muy sabiamente, sobre su estado, ahorrándose así todo esfuerzo por dominarlo

lunes, 17 de marzo de 2014

FOBIAS (SEGUNDA PARTE)

Así, la fobia es la piedra angular de la neurosis: "es aquella contracción de neurosis que menos títulos reclama a una constitución particular y, en consonancia con ello, puede ser adquirida en la mencionada época de la vida con la mayor facilidad" (1).
Constituye, como ocurre con el complejo de castración para el pequeño Hans, una "afección" muy extendida; nadie prácticamente está exento. Cada niño pues, cada adulto, pasa por un período fóbico.
Ante esa falta de pene de la madre, donde se revela la naturaleza del falo, el sujeto puede amurallarse con una fobia. "Momento de la experiencia sin el cual ninguna consecuencia sintomática(fobia) o estructural (Penisneid), que se refiera al complejo de castración, tiene efecto" (2).
¿Cuál es su carácter esencial?
En 1959 se presenta pues como la forma más simple de la neurosis: "aquella donde podemos captar el carácter de la solución" (3). Ese momento fecundo de la neurosis donde entra en juego un objeto, el objeto fobígeno, vale decir, un significante.
¿De qué protege al sujeto? Del acercamiento del deseo. Vale decir, ante la prueba del deseo del Otro el significante comodín cumple una función de defensa.
¿Cuál es la función de la fobia?
"La verdadera función de esta neurosis está en sustituir al objeto de la angustia por un significante que provoca temor" (4).
Así, en 1969, la fobia no sería enteramente una entidad clínica sino "una encrucijada". Vale decir, "una placa giratoria" (5)
Sin embargo, las fobias a los espacios (abiertos, cerrados, etc.) y a ciertas situaciones (multitudes, calles, plazas, etc.) no terminan de ligar la angustia. "Lo que extraña en 1916 no es tanto su contenido sino su intensidad". A diferencia de las comunes, allí donde la angustia no es sin objeto, interrogan la función del objeto fobígeno en relación con la falta y con lo que la sobrepasa. Se resisten, en consecuencia, a funcionar como placa giratoria hacia los dos grandes ordenes de la neurosis.
Las modificaciones al procedimiento analítico que Freud propone tienen como referente justamente "el ejemplo de un ágora fóbico".
En 1910 esos pacientes no pueden aportar el material decisivo para la resolución de la neurosis mientras se sientan protegidos por la observancia de la condición fóbica. Vale decir, hace falta que renuncien al disp
ositivo protector y trabajen bajo las condiciones de la angustia.
En 1919 no "dominará una fobia quien aguarde hasta que el enfermo se deje mover por el análisis a resignarla: él nunca aportará al análisis el material indispensable para la solución convincente de la fobia".


Hay dos clases de fobias: una más leve y otra más grave.
Los de la primera clase desde luego sufrirán angustia cada vez que anden solos por la calle pero no por ello dejan de hacerlo.
Los de la segunda clase "se protegen de la angustia renunciando a andar solos". Hace falta, vía análisis, llevarlos a comportarse, a su vez, como fóbicos del primer grado, vale decir, "a que anden por la calle y luchen con la angustia en ese intento" (6).
Caída de la condición fóbica: momento de indefensión (Hilflosigkeit). Pero no sólo se trata de la "angustia de castración". También interesa el lugarde la angustia. Vale decir, esa operación fundante de desamparo del Otro, de cesión del objeto y de división del sujeto (7).
Desde ese lugar las fobias de la locomoción separan estructura y fantasma. En éstas, a diferencia de la histeria y de la neurosis obsesiva, no se termina de constituir el fantasma y el objeto fobígeno, diferente del de las fobias comunes, lo sustituye como puede.
Nos topamos, cuando interrogamos estas fobias graves, con el enigmático problema de saber, más acá de lo fantasmático, de dónde viene la neurosis —fóbica, histérica u obsesiva—, cuál es su motivo último, particular, allí donde el sujeto, determinado por la estructura, se diferencia del fantasma (8).


Las fobias amplían pues los límites del campo analítico y, por lo mismo, las operaciones posibles en el marco de la transferencia.

martes, 11 de marzo de 2014

LOS PSICÓLOGOS TAMBIÉN DEBEMOS TRATARNOS


No por estudiar psicología, en cualquiera de sus ramas nos convertimos en robots perfectos “psicoanalistas”* ni nos hacen un coco wash que deje de lado el aprendizaje, las creencias, las actitudes, etc.
Y así como no platicamos con nuestros amigos arquitectos sobre como esta hecha su casa, ni tampoco les exigimos que tengan una casa perfectamente diseñada y construida, tampoco los psicólogos queremos hablar todo el tiempo sobre los problemas de las personas y salvarlas de sus monstruos internos, ni vamos por el mundo “psicoanalizando”, calificando habilidades o revisando las necesidades de la gente. También tenemos y creamos juicios de valor y también nos enojamos cuando el marido de alguna amiga le pone el cuerno o cuando el policía de tránsito nos pide “mordida”. Pues bien, sucede que la mayoría de las veces tratamos (con éxito) de no involucrar nuestras emociones con nuestra área laboral.

Terapia… es importante que como parte del entrenamiento en psicología vayamos a terapia para conocer nuestras propias creencias irracionales y así no darles cabida en el ámbito laboral.

Así que pues, si acuden a terapia o con algún reclutador o bien, tienen algo que ver con algún psicólogo no crean que por ser psicólogo debe no tener problemas o que al estudiar psicología se van a resolver sus problemas mágicamente y llegarán al meollo de sus problemas existenciales; para esto último existe la terapia.