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martes, 15 de julio de 2014

Los peligros de empujar un niño al éxito

Los niños y adolescentes están imbuidos en una cultura de la competición y el perfeccionismo. El éxito se define en relación con el estatus alcanzado, el desempeño y la apariencia física. Todos estos valores se transmiten, aunque sea de manera no intencional, y los niños los van aceptando y asumiendo como propios. 

De la misma forma, los adultos nos dejamos envolver por esta concepción y nos mostramos decepcionados cuando el niño no obtiene una buena calificación o se muestra demasiado tímido. Así los empujamos a cumplir con nuestras expectativas, incluso siendo conscientes de que una buena calificación no es garantía de éxito. 


Las capacidades que conducen al verdadero éxito


El éxito no está directamente vinculado a la inteligencia, al menos la inteligencia matemática y racional. Numerosos estudios han demostrado que el éxito depende más de cualidades como el optimismo, la curiosidad, la autoconfianza y la habilidad para manejar los obstáculos. ¿Cómo se desarrollan estas capacidades?

A través de un apego seguro, en el seno del hogar, cuando los niños se sienten protegidos y amados. Estas cualidades se potencian pasando tiempo de calidad con los hijos, estando plenamente presentes y mostrándonos responsables e interesados por sus problemas y motivaciones. 


¿Por qué presionar a los niños es un arma de doble filo?


Aunque pueda parecer un contrasentido, la vigilancia excesiva de los padres sobre sus hijos, sobre todo en lo que respecta a las calificaciones escolares, tiene un efecto negativo en su desarrollo psicológico y escolar. Cuando los padres invierten en los resultados más que en el esfuerzo, los niños se interesan menos por desarrollar sus capacidades y pierden la motivación intrínseca hacia el estudio porque comienzan a comprender que lo que cuentan son los resultados finales, no el camino que ha seguido.

Por otra parte, poner el listón demasiado alto, tener expectativas muy elevadas sobre su desempeño, a menudo causa miedo. Los niños entienden que sobre sus espaldas descansan nuestras expectativas y empiezan a tener miedo al fracaso, lo cual se convierte en un obstáculo para su desarrollo. Este nivel de estrés no es beneficioso para el desarrollo infantil porque inhibe su curiosidad, lacera su autoestima y propicia que mientan para escapar a sus responsabilidades.

Recuerda que bajo presión, la mayoría de los niños son obedientes y pueden llegar a alcanzar los resultados que les pides pero, a la larga, cohibirás su pensamiento autónomo y todas aquellas habilidades que le pueden conducir al éxito real. Si no le das el espacio para encontrar su propio camino porque le colmas de expectativas, el niño no podrá tomar sus propias decisiones, experimentar y desarrollar su identidad.


El mayor riesgo: La necesidad de esconder las emociones


Una de las consecuencias más graves de las expectativas desmesuradas sobre los hijos radica en que estos tienden a esconder sus sentimientos y problemas. Como son conscientes de que se espera que se comporten de determinada manera, prefieren esconder sus emociones porque les avergüenza no encajar en el rol esperado, así que prefieren interpretar el papel que se espera de ellos. 

Obviamente, esto genera numerosos conflictos y hace que el niño desarrolle una personalidad muy frágil o, al contrario, que en la adolescencia busque refugio en conductas autolesivas o en el abuso de sustancias. Es el típico caso de los padres que piensan que su hijo es feliz tan solo porque obtiene buenas calificaciones en el colegio sin pensar que el rendimiento académico no siempre va a la par del éxito en las relaciones sociales, que a menudo son mucho más importantes para los niños y adolescentes. 

Cuando no le enseñamos a los niños a expresar sus sentimientos, estos se van enquistando y provocan daño, generan frustración y un gran vacío emocional.


¿Qué debes hacer?


- Motiva a tu hijo a tomar sus propias decisiones y enséñale a pensar en sus consecuencias

- Pon límites pero solo en aquellas actividades que sean realmente peligrosas

- Enfatiza en el esfuerzo y no en los resultados

- Acepta y estimula sus opiniones, aunque sean contrarias a las tuyas

- Castiga los comportamientos, no a la persona

- Enséñale a expresar sus emociones de manera asertiva

- Haz que se sienta aceptado y querido, no a pesar de lo que es sino precisamente por lo que es
Fuentes:
Tough, P. (2012). How children succeed. New York, NY: Houghton Mifflin Harcourt Publishing Company.
Levine, M. (2006) The price of privilege. New York, NY: HarperCollins Publishers.

lunes, 9 de junio de 2014

DIFERENCIAS ENTRE ADULTOS Y NIÑOS CON IMPLICACIONES PARA LA TERAPIA .


Motivación para el tratamiento


            Para los adultos la motivación en la terapia ya esta dada (Siempre y cuando se acuda por su propia voluntad), encontrar el saber que se desconoce, la cura o como se le quiera entender a lo que un paciente busca con la terapia. Mientras que en un niño no, el niño va ser mandado al psicólogo no por los problemas que el pueda percibir en si mismo, si no por los que “ocasiona” o se cree que “ocasiona” a terceros.

Discernimiento de los objetivos del tratamiento.

            Tan sencillo como que un adulto sabe a que quiere llegar con la terapia, eso de entrada y por consiguiente se puede plantear metas nuevas junto con el terapeuta para lograr los objetivos de la terapia. En el niño es mas difícil que se presente esto, de entrada si no le es interesante no se llegara a ningún.

Desarrollo Lingüístico

            En un adulto el lenguaje es amplio y puede comunicar sus sentimientos de una manera verbal con mayor  claridad. En un niño encontraremos que mayor medida se expresara mediante comunicación no verbal (gestos, tic, etc.…) 

Dependencia de Fuerzas Ambientales

            La mayoría de los adultos son más independientes, mientras que en un niño podremos encontrar una dependencia a algún espacio físico, objeto o persona para que este se desenvuelva con confianza.

Plasticidad de la Personalidad

            Una estructura de personalidad ya formada, mientras que los niños están en la formación de esta, por lo mismo encontraremos incongruencias que nos dificultara la integración en terapia


Implicaciones del Tratamiento Infantil

1)      Establecimiento de reglas y establecer pautas para sesiones posteriores.
2)      Encontrar la manera de resaltar la motivación del niño hacia la terapia
3)      Guiarse no solo a lo verbal si no también al lenguaje corporal
4)      Establecer un ambiente en el cual el niño se encuentre en confianza

5)      Procesos de intervención 

sábado, 24 de mayo de 2014

DISLEXIA

Una primera definición sencilla de la dislexia es la que nos dice que es el problema para aprender a leer que presentan niños cuyo coeficiente intelectual es normal y no aparecen otros problemas físicos o psicológicos que puedan explicar las dichas dificultades.

Dislexia es la dificultad para interpretar o generar lenguaje, especialmente escrito. Los dislexicos normalmente generan un pensamiento ordenado a partir del lenguaje hablado, pero tienen dificultades para hacerlo con el lenguaje escrito.

            La raíz del problema está en su modo imaginativo de afrontar, inconscientemente, la mayor parte de las situaciones de la vida y también el aprendizaje de la escritura es decir, las personas dislexicas piensan predominantemente con imágenes, no con palabras, y es por esto que tienen dificultad para aprender a trabajar con símbolos como las letras o los números. Ante esta situación se produce confusión, desorientación y sienten frustración lo cual, hace que empiecen a experimentar percepciones distorsionadas y desarrollan bloqueos de aprendizaje que les impide avanzar.

            Puesto que hoy el sistema de aprendizaje está basado principalmente en el lenguaje escrito, la dislexia origina multitud de problemas de distinto grado. Si debido a ellos no queda alterada la personalidad, una vez superada la etapa de aprendizaje su modo de ser imaginativo les ayuda a salir adelante en la vida y suele presentar un balance positivo en el conjunto de su existencia ya que, son numerosas las personas disléxicas que tienen capacidades compensatorias, como la agudeza visual-espacial que le lleva, por ejemplo, a ser muy buenos ingenieros o arquitectos. Otros han desarrollado un talento creativo después de manifestar dificultades a la hora de aprender a leer y a escribir.

            La dislexia suele ser detectada durante la infancia aunque puede afectar a cualquier persona a lo largo de su vida.

            La ambigüedad de la definición de este trastorno, hace que varíe el número de personas dislexicas. Se estima que puede afectar a un 1 o 2 % de la población mundial aunque algunos investigadores afirman que entre un 10 y un 20 % de la población  presenta rasgos disléxicos en diferentes grados de intensidad

Siendo la dislexia en principio un problema de aprendizaje, acaba por crear una personalidad característica que en el aula se hace notar o bien por la inhibición y el retraimiento o bien por la aparición de conductas disruptivas, hablar, pelearse, no trabajar,.. como formas de obtener el reconocimiento que no puede alcanzar por sus resultados escolares.

En el aula la dislexia se puede detectar inicialmente por el retraso en el aprendizaje de la lecto-escritura, las peculiaridades que se dan cuando consigue iniciar el aprendizaje, la lentitud, la tendencia al deletreo, la escasa comprensión lectora debida a la falta de ritmo , la ausencia de puntuación. A medida que los cursos pasan, los problemas se agudizan, ya que el estudio, y el trabajo escolar en general se basa en las habilidades que el niño no tiene y se retrasa progresivamente. Así, la dificultad lectora, la escasez de comprensión, llevan a malos resultados escolares, mal autoconcepto, actitudes de desgana y conductas en ocasiones, disruptivas, perturbadoras del buen funcionamiento del clima del aula.

Ocurre con gran frecuencia que al niño se le tacha de vago, distraído y se atribuye a estas características su mal funcionamiento escolar, presionándole para que trabaje, atienda, y de alguna manera menospreciándolo por su incapacidad para aprender


martes, 13 de mayo de 2014

VOCES INOCENTES

Análisis de Película 

      Puntualicemos los factores que pudieron desencadenar un rompimiento en su estructura psíquica:

-          muerte de amigos y tío
-          presencia de guerra
-          maltrato físico y psicológico
-          Incongruencia entre edad y vivencias
-          Presenciar situaciones de extremo estrés
-          Separación de su familia
-          Emigración de su país
-          No existencia de Derechos
-          Persecución constante de ejercito
-          Amenaza constante de muerte

La película es muy buena, ya que nos muestra de una manera muy cruda como es en si la realidad como los factores de riesgo están presentes en el desarrollo de niño / adolescente y como el mismo medio ambiente puede convertirse o la misma sociedad lo convertimos en el mayor factor de riesgo para ellos.

            Lo primero que percate fue como desde lo macro (Sociedad) llega afectar el ambiente micro (familia), esto me resalto ya que por la misma situación de guerrillas que se veía el país las reglas para el niño dentro de su familia cambian. Se le pega por situaciones que están fuera de su comprensión que va asimilando conforme se empapa del contexto.

            En otro aspecto podemos ver como el personaje principal conserva un poco de la estructura de desarrollo que lleva un niño en la vida “normal”,  comienza a experimentar las situaciones “normales” que viviría un niño a punto de entrar a la pubertad.

            Por otra parte salta a la vista lo que se comentaba en clases acerca de que pasa cuando el niño sufre una “violación” a su desarrollo normal, esto es cuando el ejercito recluta a los niños para que formen parte de el y vemos que son arrancados de tajo de su medio normal y le borramos la transición de niño – adolescente – adulto en donde la personalidad de las personas se estructura, entonces modifican sus conductas como se da en el ejercito Estimulo à respuestas y se termina por despersonalizar.

No debemos perder de vista los niños mas pequeños como sus hermanos que a lo mejor no llegan a comprender lo que pasa en su contexto y quizás lo vivan como algo “normal” entonces lo pueden convertir de un elemento raro “guerra” en una forma de vida.

            Por ultimo me llama la atención, como se interpreta como un alivio el que el niño se fuera a otro país, pero ahí pasamos a otro problema. Desprendemos de su grupo de referencia al niño el que le da las pautas de comportamiento para que las lleve a cabo en la sociedad; ahora como segundo se va a un contexto totalmente diferente, idioma diferente etc. Que se podría ver como problemas pequeños después de todo lo que vivió pero debemos empezar por comprender que lo que vivió obviamente no era para nada sano, pero lo que en el transcurso de los 6 años que estuvo separado de su familia tampoco fue sano.

            “Imaginemos” lo que vivió este muchacho durante esos 6 años, antes que nada el viaje de el Salvador a EU no debió ser nada fácil y debió vivir cosas fuera de lugar a su etapa de desarrollo. Después instalamos al niño a un idioma diferente y a costumbres totalmente diferentes; Por ultimo cabe recordar que los recuerdo no se borran y menos para un niño, Ubiquémonos en el  “trauma” de pensar el como se encontrara su familia y si estarán con vida.

            Ahora es verdad que el medio ambiente en la película (sucesos reales) era todo amenazante, podemos desprender factores por separados y son cuestiones de riesgo que las vivimos también en las sociedades “civilizadas” pero perdemos la capacidad de asombro o no le damos la debida importancia debido a factores culturales.

            Nuestro trabajo aparte de la intervención con niños es la información ya que considero que una sociedad que cuenta con mayor información, la asimila y vivencia es una sociedad que se hace conciente de sus procesos y por consiguiente de sus acciones y con esto beneficiamos a los niños ya que 

sábado, 22 de marzo de 2014

TRASTORNOS INFANTILES DEL COMPORTAMIENTO

Se trata de las llamadas "conductas antisociales", en las que no se respetan los derechos de los demás ni las normas sociales.
Suelen ir apareciendo en el transcurso normal del desarrollo de un niño, pero en el momento en que persisten en el tiempo más allá de lo "esperable" y en un grado de intensidad "llamativo" quedará determinada la conducta como problemática

EL NIÑO QUE MIENTE

El niño suele mentir como resultado de un sentimiento de frustración.
Hasta los 4 años, el niño suele comportarse con el fin de complacer a los padres; de ahí, que el realizar algo que se sabe no va a gustar, se omite, no se cuenta.
Es alrededor de los 6-7 años, cuando el niño ya tiene conciencia de haber mentido y se siente mal por ello, aunque no se le haya descubierto.
Razones por las que un niño suele mentir:
- por imitar a los adultos: El niño se da cuenta que los adultos mienten cuando les interesa:
- para complacer a alguien
- para no hacerle daño,... Para el niño esto se va a ir convirtiendo en algo natural, que cree poder utilizar a su conveniencia tal y como ha observado en los demás.
- por predisposición en su personalidad: encontraremos diferentes reacciones según el carácter del niño. Si es tímido o si es un niño con muchos miedos, lo que hará será negar las cosas. El niño exaltado, las exagerará. Precisarán diferente trabajo terapéutico:
- al niño tímido se le estimulará más, se hablará con él para que al "conocer" esas cosas que le producen tanto miedo se sienta con más dominio sobre ellas.
- al niño exaltado se le intentará relajar mediante ejercicios de descarga psicomotriz o mediante alguna actividad deportiva; y se atenderá con detalle a sus fantasías, haciéndole ver que no son más que eso o que sólo una parte de éstas se ajustan verdaderamente al mundo real.
- para llamar la atención, pues se siente poco atendido: la mentira más frecuente suele ser el inventar una dolencia (se trata de algo diferente a los trastornos psicosomáticos, pues aquí el niño en realidad no sufre enfermedad alguna). Los padres deberán intentar dar al niño el afecto que reclama y dedicarle más tiempo.
- para evitar un castigo: la mayoría de las mentiras vienen producidas por este miedo. Suele responder a unos padres demasiado rígidos y moralizadores, y a un hijo con miedo de perder el amor de éstos. Es conveniente averiguar qué imagen tienen estos hijos de los padres, pues a veces es muy distinta de la que creemos.
- por vanidad o "chulería": generalmente se produce porque el niño quiere agradar a los padres, sabiendo cuánto valoran éstos las apariencias.
- por no tener la capacidad de distinguir entre lo real y lo imaginario: este caso precisa de psicoterapia, ya que este tipo de niños no tienen conciencia de que están mintiendo; significa que está anclado en fases anteriores de su desarrollo o que está perdiendo contacto con la realidad.
De acuerdo a las capacidades evolutivas del niño, es conveniente buscar la manera de enseñarle sobre la honestidad, a identificar lo real de lo imaginado,... y sobre todo, intentar ser un buen ejemplo.
Se felicitará siempre la veracidad de lo explicado, y una vez el niño miente , antes que reñirle, es necesario averiguar los motivos que le han llevado a mentir.

EL NIÑO QUE ROBA

El robo también suele producirse como resultado de un sentimiento de frustración.
Cuando el niño se inicia en esta conducta, fácilmente la convierte en un hábito, pasando de pequeños hurtos en casa a robos cada vez mayores.
Algunas de las causaspor las que un niño, al que no le falta nada, roba son:
- por impulso, actúa sin reflexionar: desea un objeto y su egocentrismo no le deja darse cuenta de que deja a otra persona sin ese objeto.
- por culpabilidad (para que le castiguen)
- para tomar protagonismo ante compañeros,...
- para compensar el sentimiento que tiene de carencia afectiva o de abandono
- por agresividad, únicamente para perjudicar al dueño de aquel objeto, aunque despúes dicho objeto sea destruido o regalado.
En cuanto se observen indicios de esta conducta, los padres deben actuar, no deben dejar lo sucedido en algo ignorado. No debe culpabilizarse al niño: "malo" no es el niño, sino la acción de robar que ha realizado. Se hablará sobre lo sucedido, sobre cómo poder reparar el daño realizado y, si es posible, pedir disculpas a la persona afectada.
Según la gravedad o la persistencia de esta conducta se hará precisa la intervención de un psicólogo infantil

EL NIÑO AGRESIVO

Las primeras conductas consideradas realmente como agresivas aparecen entre el 2º y 3er año de vida cuando se siente frustrado por no ver cumplidos sus deseos; entonces, el niño araña, muerde, pega,...
Antes de esta edad, lo que muestra el niño es rabia, mediante pataletas y gritos.
Es a partir de los 4 años, cuando esta agresividad pasa a ser expresada verbalmente.
Esto ocurre en el desarrollo normal de todo niño. Lo que sucede es que algunos continúan mostrándose agresivos, y esto sí que se convierte en una conducta problemática. El grado de agresividad, la edad de aparición, así como su permanencia en el tiempo hará determinar la intervención de un psicólogo infantil que abarque el problema desde su globalidad.

Generalmente, tras este comportamiento hay una baja autoestima, un ser que lucha por autoafirmarse y/o la expresión de un exceso de tensión o angustia que no encuentra otra vía de escape. Para unos, la agresión es una forma de dominar al grupo y para otros es imitar lo que han visto o vivido en casa,...
Para lograr algún cambio en dicho comportamiento, habrá que incidir directamente sobre las causas que lo originan, además de educarle en el control de sí mismo.
Al hablar de agresividad nos referimos tanto a la agresividad física como a la verbal, y tanto a la autoagresividad como a la agresividad contra los demás. Tanto el comportamiento autodestructivo como el de agresividad contra los demás pueden llegar a resultar muy peligrosos; de ahí, que no deben ignorarse, ni se puede esperar a que se resuelvan por sí solos.

AGRESIVIDAD CONTRA LOS DEMAS

Cuando un niño se muestra una conducta agresiva contra los demás, se le apartará del grupo, provocando en él una reflexión, sin reñirle ni culparle, y haciendo que continúe su juego sólo hasta que decida volver a integrarse al grupo con otra actitud más adecuada.
Encontramos en este grupo también a los niños que:
- juegan continuamente con fuego
- dañan a los animales .
Son casos que requieren una rápida intervención, pues están poniendo en peligro su propia vida y la de los demás.

AUTOAGRESIVIDAD (Suicidio, Autolesionarse,...)

- El suicidio es algo poco frecuente en niños menores de 10 años; lo es más en las edades cercanas a la adolescencia.
Signos preocupantes son:
- el mostrarse "especialmente triste"
- perder interés por las cosas que le rodean
- perder el apetito
- alteraciones del sueño (en exceso o en defecto)
- decir cosas negativas sobre sí mismo
Estos datos deben alertarnos, y hacen necesario buscar las causas (hablando con el propio niño).

La mayoría de los casos requerirán un trabajo más profundo por parte de un especialista infantil, e intervenir de forma rápida mediante un tratamiento