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miércoles, 4 de junio de 2014

5 señales para saber si mi relación está por terminar


Cuando una relación está por terminar, las personas suelen sospecharlo, incluso puede sentirse una sensación de inquietud en el estómago, porque te das cuenta de que tu pareja no está atenta a ti o no lo hace de manera genuina, menciona Valeria Schapira, especialista en relaciones de pareja de Match.com

Las mujeres suelen expresarlo más porque se presenta el duelo durante la relación, mientras que los hombres no ven las señales y se dan cuenta de que la relación terminó cuando su pareja toma la decisión de dejarlo”, señala Valeria Schapira, en entrevista para Salud180.com

¿Es tiempo de terminar?

Algunas de las señales más comunes de que la relación está a punto de cerrar su ciclo y es momento de continuar el camino solos son:
1. Falta de comunicación
2. Ya no piensan juntos en el futuro, es decir, sus metas se separan cada vez más
3. Realizan actividades separadas siempre
4. En su relación ya no existen los piropos, sino sólo insultos o peleas
5. Se ha perdido la confianza por completo
Valeria Schapira señala que es bueno tomarse el tiempo para vivir el duelo y aceptar que este proyecto de pareja en el que se invirtió tiempo y energía, muchas ilusiones y expectativas, ya no va a funcionar.
También es importante no tomar el término de la relación como un fracaso, porque “la vida es una serie de intentos, que ayudan a aprender y mejorar la calidad de vida”.
Hay que tomarlo como una lección que va a servir para no cometer las mismas equivocaciones en el nuevo vínculo que se establezca.
Una vez que las heridas ya estén lo suficientemente cerradas para tener ganas de conocer otra persona, es momento de salir y disfrutar de los amigos o inscribirte en páginas en internet serias que te permitan conocer al amor de tu vida. Y tú, ¿has experimentado algunas de estas señales en una relación de pareja?

Fuente: salud180.com

miércoles, 26 de marzo de 2014

AMOR O ADICCIÓN

 
¿Qué es el noviazgo? El noviazgo es una relación transitoria entre un hombre y una mujer que tienden al matrimonio. Es la relación entre dos enamorados que desean conocerse mejor para ver si llegan a casarse.



El noviazgo y el enamoramiento.- El noviazgo es una etapa muy bonita de la vida con la característica principal del enamoramiento, que incluye varias actitudes.
  • Pensamiento frecuente en la persona amada, que se presenta idealizada y maravillosa.
  • Deseo de verse, de conversar, de reunirse. Deseo de agradar a quien se ama.
  • Planificación intensa para conseguir los proyectos anteriores (agradar, encontrarse...), con ligero descuido de otros deberes.
  • Sentimientos y emociones intensos ante la presencia real o imaginada del amado.
  • Deseo de servir y buscar el bien del amado. Esto es lo característico del auténtico amor, mientras que los puntos anteriores son algo inestables y propios del amor-sentimiento (que también es correcto).

Es sorprendente que los seres humanos a veces llamemos amor a las emociones y conductas más extrañas y desviadas. Algunas personas confunden el amor con la posesividad más destructiva, y otras se sienten enamoradas de personajes egocéntricos que les reportan casi puros sufrimientos y malos tratos.

Cientos de veces tratan de arrancarse de ellos, para volver otras tantas a buscarlos ansiándolos. Todos tenemos vergüenzas e incoherencias que ocultar en nuestra vida amorosa. El problema surge cuando no son actos esporádicos, sino hábitos permanentes. Si compulsivamente damos todo por el otro, incluso la propia cordura, y creemos que esta penosa autodestrucción es un acto amoroso, ha llegado el momento de preguntarse: ¿es amor o es adicción?




La intensidad de la adicción en el amor suele estar en directa proporción a la profundidad de necesidades afectivas básicas mal resueltas en la infancia.
Al igual que en las adicciones al alcohol o a las drogas, la dependencia llevada al extremo de ceder el control de la propia vida a algo o alguien fuera de uno mismo, está basada en algún tipo de miedo. Miedo a sufrir, al fracaso, a la soledad, a la rabia, a la culpa, a decepcionar o a morirse.
Los amantes se apegan uno al otro, cegados por la ilusión de que la relación amorosa de alguna manera arregla sus miedos.

Llamamos relaciones adictivas a aquéllas que son laberintos sin salida o historias que sólo pueden terminar mal. O a aquéllos insistentes apegos a personas inalcanzables e incapaces de comprometerse, o que ya están comprometidos. O a relaciones que carecen de lo que uno o ambos miembros de la pareja necesitan: amor, ternura, sexualidad, honestidad, apoyo emocional. Y, en los casos más extremos, a relaciones que son campos de batalla donde la rabia y el abuso predominan.

En las relaciones adictivas, el te necesito, propio de todo vínculo amoroso, se convierte en demanda obsesiva o en pánico permanente frente a una posible pérdida. Si, por agotamiento, se dan pasos para terminar ese dañino lazo, los amantes sufren agudos síntomas de privación. Al igual que en las adicciones a sustancias químicas, se observan síntomas síquicos angustia, insomnio, desesperación y físicos: opresión en el pecho, sudoración, mareos, jaquecas, que sólo se alivian cuando se restablece el contacto con el ser amado.

Permanecer en relaciones destructivas puede ser dañino para la salud. Sin embargo, no todo es tan negro y sombrío. Terminar una relación amorosa enfermiza es difícil pero no imposible. Algunos lo logran por sí mismos, otros requieren de ayuda. Lo importante es que usted se dé cuenta de que quién le quita su autoestima no va ser el que se la devuelva. Al contrario, en cada intento por restituir la dignidad perdida, quedará más dolido y devaluado.

No gaste más tiempo ni energía. Atrévase, pierda el miedo. No sólo va a sobrevivir, sino que experimentará un intenso alivio. Se lo aseguro. Porque eso no es amor: es adicción.