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sábado, 12 de julio de 2014

Una solución espiritual para el alcoholismo

Daniel Radcliffe, protagonista de “Harry Potter”, comentó sobre su adicción al alcohol en una entrevista con el canal Sky Arts: “Salí beneficiado al dejar de beber, no me hacía feliz como yo quería”.

Según reveló el actor de 24 años, empezó a beber alcohol para enfrentarse a las presiones que genera la fama y por su miedo a fracasar. “Tenía miedo de no conseguir otros papeles después de protagonizar las películas de Harry Potter. No es una presión real, pero era una presión vivir pensándolo”, aseguró.

Hay personas que beben porque sienten la necesidad de evadirse de sus problemas y creen que pueden encontrar refugio en el alcohol. En algunos casos, beben en exceso para sobrellevar estados emocionales de angustia, baja autoestima, miedo al fracaso o soledad. Pero no se dan cuenta que el alcohol potencia la agresividad.

Muchas investigaciones se han centrado con el objetivo de diseccionar estos motivos. Según los licenciados en Psicología, Beatriz Corbí Gran y Miguel Ángel Pérez Nieto “al ver diferencias en la investigación con otros estudios donde hay un mayor porcentaje de adolescentes consumidores de alcohol, los hizo reflexionar sobre las diferencias no sólo personales y familiares, sino también socio-ambientales de los participantes. Las diversas actividades de ocio donde se ofrecen muchas actividades lúdicas, deportivas, etc., aumentan los factores de protección ante el consumo de alcohol, facilitando también el éxito de los programas preventivos o reflejando sus resultados”.

Actualmente es grande la influencia de la publicidad de bebidas alcohólicas que se desarrolla en España. La presión social y la comunicación a favor del consumo del alcohol promueven el conocimiento del producto y la idea de que su consumo sea normal. Esto es un foco de propagación que incita a las personas a consumir cada vez más alcohol.

¿Cómo se puede revertir ésta adicción?

Hay varias maneras disponibles para abordar el tratamiento de los problemas con el alcohol, incluso grupos de apoyo, terapias psicológicas, etc., pero el cambio sólo ocurre cuando existe el deseo interno de liberarse de este flagelo, de reconocer la adicción como un desorden y de aceptar la ayuda de amigos, de familiares, y principalmente de la Mente infinita, creadora de todo lo que es bueno.

Desarrollar acciones en la familia caracterizadas por cualidades espirituales como la paciencia, la compasión y el amor son extremamente importantes y colaboran en el proceso de recuperación del alcohólico. Pero los que no tienen el apoyo familiar y de amigos pueden recurrir a una solución espiritual y encontrar una respuesta sanadora para vencer éste hábito.

Mary Baker Eddy fue una escritora y pensadora del siglo XIX, que por un tiempo apoyó el Movimiento de Sobriedad (Temperance Movement). Tal movimiento promovía el consumo moderado de bebidas alcohólicas o la completa abstinencia. Eddy escribió: “Todo cuanto embriaga al hombre, lo atonta y hace que degenere física y moralmente” (Escritos Misceláneos).

El alcoholismo no conduce a la satisfacción o alegría verdaderas y permanentes, porque todo tipo de adicción causa engaño, dependencia y sufrimiento, tanto personal y familiar como social, además de provocar en el bebedor un falso estado de bienestar. La alegría y la satisfacción son cualidades espirituales y son alcanzadas en la medida que conocemos al Amor divino y lo experimentamos en nuestra consciencia. Conozco a muchas personas que no consumen ningún tipo de alcohol y se divierten muy naturalmente en fiestas, además de expresar alegría constantemente.

Cuanto más uno se identifica con lo espiritual, más desea conocer el verdadero significado de la vida y su rol en ella.

Esos pequeños pasos ayudan a todos los que quieran encontrar la liberación del alcohol y la satisfacción verdadera y permanente. ¿No quieres probarlos?   


María Damiani escribe acerca de la salud y el bienestar desde una perspectiva espiritual y es Comité de Publicación de la Ciencia Cristiana en España. 

Email: spain@compub.org Twitter: @compubespana 

miércoles, 26 de marzo de 2014

AMOR O ADICCIÓN

 
¿Qué es el noviazgo? El noviazgo es una relación transitoria entre un hombre y una mujer que tienden al matrimonio. Es la relación entre dos enamorados que desean conocerse mejor para ver si llegan a casarse.



El noviazgo y el enamoramiento.- El noviazgo es una etapa muy bonita de la vida con la característica principal del enamoramiento, que incluye varias actitudes.
  • Pensamiento frecuente en la persona amada, que se presenta idealizada y maravillosa.
  • Deseo de verse, de conversar, de reunirse. Deseo de agradar a quien se ama.
  • Planificación intensa para conseguir los proyectos anteriores (agradar, encontrarse...), con ligero descuido de otros deberes.
  • Sentimientos y emociones intensos ante la presencia real o imaginada del amado.
  • Deseo de servir y buscar el bien del amado. Esto es lo característico del auténtico amor, mientras que los puntos anteriores son algo inestables y propios del amor-sentimiento (que también es correcto).

Es sorprendente que los seres humanos a veces llamemos amor a las emociones y conductas más extrañas y desviadas. Algunas personas confunden el amor con la posesividad más destructiva, y otras se sienten enamoradas de personajes egocéntricos que les reportan casi puros sufrimientos y malos tratos.

Cientos de veces tratan de arrancarse de ellos, para volver otras tantas a buscarlos ansiándolos. Todos tenemos vergüenzas e incoherencias que ocultar en nuestra vida amorosa. El problema surge cuando no son actos esporádicos, sino hábitos permanentes. Si compulsivamente damos todo por el otro, incluso la propia cordura, y creemos que esta penosa autodestrucción es un acto amoroso, ha llegado el momento de preguntarse: ¿es amor o es adicción?




La intensidad de la adicción en el amor suele estar en directa proporción a la profundidad de necesidades afectivas básicas mal resueltas en la infancia.
Al igual que en las adicciones al alcohol o a las drogas, la dependencia llevada al extremo de ceder el control de la propia vida a algo o alguien fuera de uno mismo, está basada en algún tipo de miedo. Miedo a sufrir, al fracaso, a la soledad, a la rabia, a la culpa, a decepcionar o a morirse.
Los amantes se apegan uno al otro, cegados por la ilusión de que la relación amorosa de alguna manera arregla sus miedos.

Llamamos relaciones adictivas a aquéllas que son laberintos sin salida o historias que sólo pueden terminar mal. O a aquéllos insistentes apegos a personas inalcanzables e incapaces de comprometerse, o que ya están comprometidos. O a relaciones que carecen de lo que uno o ambos miembros de la pareja necesitan: amor, ternura, sexualidad, honestidad, apoyo emocional. Y, en los casos más extremos, a relaciones que son campos de batalla donde la rabia y el abuso predominan.

En las relaciones adictivas, el te necesito, propio de todo vínculo amoroso, se convierte en demanda obsesiva o en pánico permanente frente a una posible pérdida. Si, por agotamiento, se dan pasos para terminar ese dañino lazo, los amantes sufren agudos síntomas de privación. Al igual que en las adicciones a sustancias químicas, se observan síntomas síquicos angustia, insomnio, desesperación y físicos: opresión en el pecho, sudoración, mareos, jaquecas, que sólo se alivian cuando se restablece el contacto con el ser amado.

Permanecer en relaciones destructivas puede ser dañino para la salud. Sin embargo, no todo es tan negro y sombrío. Terminar una relación amorosa enfermiza es difícil pero no imposible. Algunos lo logran por sí mismos, otros requieren de ayuda. Lo importante es que usted se dé cuenta de que quién le quita su autoestima no va ser el que se la devuelva. Al contrario, en cada intento por restituir la dignidad perdida, quedará más dolido y devaluado.

No gaste más tiempo ni energía. Atrévase, pierda el miedo. No sólo va a sobrevivir, sino que experimentará un intenso alivio. Se lo aseguro. Porque eso no es amor: es adicción.