jueves, 3 de julio de 2014

¿DESEAS MEJORAR TU VIDA SEXUAL?

Si crees que tu vida sexual, en pareja o en solitario, es menos gratificante de lo que debiera o piensas que te gustaría introducir cambios para enriquecerla, quizás te interese continuar leyendo.
Son varios los factores a tener en cuenta para poder disfrutar de una satisfactoria vida sexual.

En primer lugar, no olvides que una buena relación sexual comienza cuando todavía llevas la ropa puesta. 

El deseo sexual y la complicidad en la pareja dependen no sólo de la atmósfera que reine en el dormitorio, sino del clima preexistente a lo largo de la semana fuera de la cama. Cuando se habla del hecho de "crear ambiente" no se hace referencia a poner música romántica y encender un par o cientos de velas, sino  a la calidad de esa intimidad física y psíquica existente en las relaciones de convivencia. 

Comprenderse, apoyarse, ser solidario 
con tu pareja enriquece tu vida sexual. 
Foto de Robert Doisneau




El afecto, expresado en palabras o en gestos, la comunicación, la confianza, la libertad, el respeto, la comprensión, la empatía, la solidaridad, son factores muy importantes a la hora de favorecer la presencia de ese deseo sexual. 






Descubre tus zonas erógenas. 
Foto de Christofer Tovo.




No hay expertos, ni adivinos en el arte de amar
La autoexploraciónel conocimiento de uno mismo, descubrir las zonas más sensibles de tu piel mejorará tus encuentros amorosos. Dedicar un tiempo a pensar en ti mismo como un ser sexual es mejor que caer en concebir la sexualidad como un hecho aislado que surge en tu cuerpo o en tu mente con una determinada frecuencia. La sexualidad forma parte de nosotros, somos seres sexuales. 








Conocerse y confiar en uno mismo son factores clave para poder disfrutar de los encuentros sexuales. Al sentirte atractiva o atractivo, que gustas y eres capaz de seducir y generar en los demás el deseo de estar junto a ti, descubrirás nuevos sentimientos y sensaciones de los que, hasta ese momento, no habías podido gozar. Es importante que te imagines así, que disfrutes realmente de ti, de esa bella autoimagen que guardas en tu interior y que los demás perciben desde el exterior. Desarrolla tu imaginación erótica y potencia tus fantasías y deseos. Leer cómics, relatos o novelas eróticas, ver fotografías o películas que contengan imágenes voluptuosas es, en nuestra sociedad, algo muy común entre los hombres, y que hay que favorecer  y normalizar entre las mujeres.

Sentirnos atractivos, sentir que provocamos el deseo en los demás, es algo vital y depende sólo de nosotros, es un trabajo individual e íntimo. 
Cada persona es responsable de su goce sexual y sensual. Estos juegos en solitario facilitan la comunicación con tu pareja. Hay que hablar sobre el erotismo, sobre la sexualidad, sobre aquello que nos gusta o nos disgusta, sacar a la luz nuestras fantasías eróticas, que son uno de los mejores afrodisíacos que se conocen. 

Importante también y por todos conocido el hecho de que tenemos que evitar caer en la rutina, jugando con la imaginación, desarrollando las fantasías, introduciendo alguna novedad, saliendo del dormitorio, de la casa, leyendo relatos voluptuosos, introduciendo el uso de juguetes eróticos.Todo ello favorecerá el aumento del placer y el sentimiento de plenitud en las relaciones sexuales.


Las fantasías, el pensar en tí como ser sexual, 
atractivo para los demás, potencia tu deseo.
Fotografía de Mario Sorrenti


Si surgen problemas sexuales que no puedes solucionar, no dudes en consultar con un psicólogo, pues un abordaje terapeútico precoz proporcionará una solución  mucho más sencilla y rápida y no creará secuelas en tu vida sexual,  en la relación de pareja,  en tu autoestima  o seguridad personal. Son muchas las personas que piensan que el problema se solucionará solo, o con el paso del tiempo. El sentimiento de orgullo o vergüenza les impide solicitar ayuda. Adoptan una actitud pasiva que exaspera a su pareja, que, muy posiblemente, en un principio, le comprendía, le consolaba o incluso intentaba minimizar la presencia de esta dificultad. Sin embargo, con el transcurrir de los meses y los años, cuando esta persona se da cuenta de que su compañero no va a poner remedio a lo que a ambos preocupa y entorpece la armonía de la relación, se desilusiona, sufre una gran decepción, pues interpreta esta falta de iniciativa como una muestra de ausencia de interés en mejorar sus contactos amorosos.
Por ello, si te quieres, amas a tu pareja, y te encuentras ante dificultades en tu vida sexual, consulta con tu psicólogo, no lo dejes pasar.

miércoles, 2 de julio de 2014

Duelo proceso de superación y cambio

Son muchas las personas que sufren por haber perdido a su familia, a su pareja, a uno de sus mejores amigos. Elaborar el duelo de una forma sana implica reconocer la pérdida de ese ser querido, sea por fallecimiento o por ruptura de la relación; conlleva ser consciente de que esa persona ya no podrá estar, al menos del mismo modo, en nuestra vida; significa reconocer lo positivo y  lo negativo que hubo entre los dos y aceptar lo sucedido, perdonarse y perdonar por los errores cometidos, comprender que las relaciones no son eternas y que pueden cambiar o transformarse en algo distinto.

Como psicoterapeuta que soy, sé que es así, el tiempo por sí solo no cura nada. Somos las personas las que conseguimos superar las situaciones dolorosas cambiando nuestra actitud, comprometiéndonos con las circunstancias, enfocando los problemas desde una perspectiva positiva y constructiva, así es como nos "curamos".

¿Y qué significa curar? Una breve exploración etimológica nos conduce al término originario del latín "cura" que abarca los significados curar y cuidar. Heidegger relaciona la "cura" con dos referentes semánticos, por un lado, esfuerzo, dedicación y por otro, entrega y solicitud. Curar es una acción que requiere dedicación y esfuerzo continuado, ocuparse de uno mismo o de ese otro al que pretendemos cuidar.



Volver a restablecer el equilibrio natural es el objetivo de cualquier proceso terapeútico. Para ello, es importante recordar otra vertiente del cuidar que es la de capacitar, esto es, estimular y facilitar el proceso de descubrimiento de esos puntos fuertes que todos tenemos, aunque estén algo dormidos (resiliencia)  y proponer vías para que dichas potencialidades puedan plasmarse en la realidad. Cuando uno cuida de verdad, lo que intenta es que el otro gane en autonomía y libertad, superando sus dependencias.



cuento de Jorge Bucay

LA ISLA DE LAS EMOCIONES

Hubo una vez una isla donde habitaban todas las emociones y todos los sentimientos humanos que existen. Convivían, por supuesto, el Temor, la Sabiduría, el Amor, la Angustiala Envidia, el Odio… Todos estaban allí. A pesar de los roces naturales de la convivencia, la vida era sumamente tranquila e incluso previsible. A veces la Rutina hacía que el Aburrimiento se quedara dormido, o el Impulso armaba algún escándalo, pero muchas veces la Constancia y la Conveniencia lograban aquietar el Descontento.

Un día, inesperadamente para todos los habitantes de la isla, el Conocimiento convocó una reunión. Cuando la Distracción se dio por enterada y la Pereza llegó al lugar de encuentro, todos estuvieron presentes.
           
Entonces, el Conocimiento dijo:
-Tengo una mala noticia que darles: la isla se hunde.

Todas las emociones que vivían en la isla dijeron:
-¡No, cómo puede ser! ¡Si nosotros vivimos aquí desde siempre!

El Conocimiento repitió:
-La isla se hunde.
-¡Pero no puede ser! ¡Quizá estás equivocada!
-El Conocimiento casi nunca se equivoca- dijo la Conciencia dándose cuenta de la verdad-. Si él dice que se hunde, debe ser porque se hunde.
-¿Pero qué vamos a hacer ahora?- se preguntaron los demás.

Entonces, el Conocimiento contestó:
-Por supuesto, cada uno puede hacer lo que quiera, pero yo les sugiero que busquen la manera de dejar la isla…Construyan un barco, un bote, una balsa o algo que les permita irse, porque el que permanezca en la isla desaparecerá con ella.

-¿No podrías ayudarnos?- preguntaron todos, porque confiaban en su capacidad.
-No-dijo el Conocimiento-, la Previsión y yo hemos construido un avión y en cuanto termine de decirles esto volaremos hasta la isla más cercana.

 Las emociones dijeron:
-¡No! ¡Pero! ¿Qué será de nosotros?

Dicho esto, el Conocimiento se subió al avión con su socia y, llevando de polizón al Miedo, que como no es zonzo ya se había escondido en el motor, dejaron la isla.

Todas las emociones, en efecto, se dedicaron a construir un bote, un barco, un velero…Todas…salvo el Amor.
Porque el Amor estaba tan relacionado con cada cosa de la isla que dijo:
-Dejar esta isla… después de todo lo que viví aquí… ¿Cómo podría yo dejar este arbolito, por ejemplo? Ahh… compartimos tantas cosas.

Y mientras las emociones se dedicaban a fabricar el medio para irse, el Amor se subió a cada árbol, olió cada rosa, se fue hasta la playa y se revolcó en la arena como solía hacerlo en otros tiempos. Tocó cada piedra… y acarició cada rama…
Al llegar a la playa, exactamente desde donde el sol salía, su lugar favorito, quiso pensar con esa ingenuidad que tiene el amor:
“Quizá la isla se hunda por un ratito… y después resurja… ¿por qué no?”

Y se quedó durante días y días midiendo la altura de la marea para revisar si el proceso de hundimiento no era reversible….

La isla se hundía cada vez más….
Sin embargo, el Amor no podía pensar en construir, porque estaba tan dolorido que sólo era capaz de llorar y gemir por lo que perdería.
Se le ocurrió entonces que la isla era muy grande, y que aún cuando se hundiera un poco, siempre él podría refugiarse en la zona más alta…. Cualquier cosa era mejor que tener que irse. Una pequeña renuncia nunca había sido un problema para él.
Así que, una vez más, tocó las piedritas de la orilla… y se arrastró por la arena… y otra vez se mojó los pies en la pequeña playa que otrora fue enorme….
Luego, sin darse cuenta demasiado de su renuncia, caminó hacia la parte norte de la isla, que si bien no era la que más le gustaba, era la más elevada…
Y la isla se hundía cada día un poco más…
Y el Amor se refugiaba cada día en un espacio más pequeño….

-Después de tantas cosas que pasamos juntos…- le reprochó a la isla.

Hasta que, finalmente, sólo quedó una minúscula porción de suelo firme; el resto había sido tapado completamente por el agua.
Justo en ese momento el amor se dio cuenta de que la isla se estaba hundiendo de verdad. Comprendió que, si no dejaba la isla, el amor desaparecería para siempre de la faz de la Tierra….
Caminando entre senderos anegados y saltando enormes charcos de agua, el Amor se dirigió a la bahía. Ya no había posibilidades de construirse una salida como la de todos; había perdido demasiado tiempo en negar lo que perdía y en llorar lo que desaparecía poco a poco ante sus ojos.
Desde allí podría ver pasar a sus compañeros en las embarcaciones. Tenía la esperanza de explicar su situación y de que alguno de sus compañeros le comprendiera y le llevara. Observando el mar, vio venir el barco de la Riqueza y le hizo señas. La Riqueza se acercó un poquito a la bahía.
-Riqueza, tú que tienes un barco tan grande, ¿no me llevarías hasta la isla vecina? Yo sufrí tanto la desaparición de la isla que no pude fabricarme un bote…

la Riqueza le contestó…
-Estoy tan cargada de dinero, de joyas y de piedras preciosas, que no tengo lugar para ti, lo siento…- y siguió su camino sin mirar atrás.

El amor siguió observando, y vio venir a la Vanidad en un barco hermoso, lleno de adornos, caireles, mármoles y florecitas de todos los colores. Llamaba muchísimo la atención.
El Amor se estiró un poco y gritó:
-¡Vanidad…Vanidad…llévame contigo!

La vanidad miró al Amor y le dijo:
-Me encantaría llevarte, pero… ¡tienes un aspecto!... ¡estás tan desagradable… tan sucio y  tan desaliñado!... Perdón, pero creo que afearías mi barco-y se fue.

Y así, el Amor pidió ayuda a cada una de las emociones. A la Constancia, a la Sensualidad, a los Celos, a la Indignación y hasta al Odio. Y cuando pensó que ya nadie más pasaría, vio acercarse un barco muy pequeño, el último, el de la Tristeza.
-Tristeza, hermana-le dijo, tú que me conoces tanto, tú no me abandonarás aquí, eres tan sensible como yo… ¿Me llevarás contigo?

la Tristeza le contestó:
-Yo te llevaría, te lo aseguro, pero estoy taaaan triste… que prefiero estar sola- y sin decir más, se alejó.

Y el Amor, pobrecito, se dio cuenta de que  por haberse quedado ligado a esas cosas que tanto amaba, él y la isla iban a hundirse en el mar hasta desaparecer.

Entonces se sentó en el último pedacito que quedaba de su isla para esperar el final…

De pronto, el Amor escuchó que alguien chistaba.
-Chst-chst-chst…

Era un desconocido viejito que le hacía señas desde un bote de remos.
El Amor se sorprendió:
-¿A mí?- preguntó, llevándose una mano al pecho.
-Sí, sí -dijo el viejito-, a ti. Ven conmigo, súbete a mi bote y rema conmigo, yo te salvo.

El amor le miró y quiso darle explicaciones:
-Lo que pasó fue que yo me quedé...
-Entiendo-dijo el viejito sin dejarle terminar la frase-, sube.
El amor subió al bote y juntos empezaron a remar para alejarse de la isla. No pasó mucho tiempo antes de ver cómo el último centímetro que quedaba a flote terminó de hundirse y la isla desaparecía para siempre.

-Nunca volverá a existir una isla como ésta- murmuró el Amor, quizá esperando que el viejito le contradijera y le diera alguna esperanza.
-No -dijo el viejito-, como ésta, nunca.

Cuando llegaron a la isla vecina, el Amor comprendió que seguía vivo. Se dio cuenta de que iba a seguir existiendo. Giró sobre sus pies para agradecerle al viejito, pero éste, sin decir una palabra, se había marchado tan misteriosamente como había aparecido.
Entonces, el Amor, muy integrado, fue en busca de la Sabiduría para preguntarle:

-¿Cómo pude ser? Yo no lo conozco y él me salvó… Nadie comprendía que hubiera quedado sin embarcación, pero él me ayudó, él me salvó y yo ni siquiera sé quién es…

La Sabiduría lo miró a los ojos un buen rato y dijo:

-Él es el único capaz de conseguir que el amor sobreviva cuando el dolor de una pérdida le hace creer que es imposible seguir adelante. El único capaz de darle una nueva oportunidad al  amor cuando parece extinguirse. El que te salvó, Amor, es el Tiempo.

martes, 1 de julio de 2014

Facebook mentiras

El valor real de la información personal de las redes y el valor de los "amigos" de facebook







lunes, 30 de junio de 2014

10 Razones para Amar la soltería

Si te encuentras solo o sola y durarás algún tiempo así o sientes que se aproxima un periodo de estos en tu vida, atiende estos consejos para ser una persona felizmente soltera. Una gran cualidad de los solteros es que llegan a desarrollar un fuerte sentido de sí mismos.



1. Di no a los clichés. La realidad es que una persona soltera puede ser realmente feliz y exitosa si se lo propone. Los solteros nos se pasan la vida como los clichés de las películas bebiendo solos en un bar, llorando con amargura su soledad y por haber perdido al amor de su vida o por nunca haber dejado que el amor llegara a sus corazones.
2. Obsérvate a ti mismo. Eso es un paso importante hacia el conocimiento de tu persona. Te encontrarás con la cuestión de encontrar a alguien pero piensa exactamente por qué te planteas buscar una pareja. ¿Realmente das pasos concretos para lograrlo? ¿Tienes un verdadero interés en este cometido o es tan importante para ti como hacer la lista del super o leer el peridódico? No permitas que la cultura influya en tu actuar. Tal vez sí quieres una pareja, pero ahora no o tal vez nunca. Conócete a ti mismo y entonces, de verdad vivirás una vida plena.
3. Decide por ti mismo quién es especial y quién no. Puede que en tu vida ya haya alguien especial, puede tratarse de un amigo muy cercano o un hermano y no una pareja romántica. O tal vez no sólo es una persona sino muchas, como toda tu familia y amigos.
4. Reconocer a otros solteros. Los solteros saben muy bien que existen otras personas solteras en el mundo, no se cierran y piensan que ellos son los únicos que viven en soledad. Los solteros reconocen que no todo el mundo quiere estar con otra persona todo el tiempo, no importa lo especial que esa persona puede ser.
5. Momentos sociales y momentos de soledad. Debes comprender también, que todas las personas pasan por momentos a solas y disfrutan de ellos, igualmente esas mismas personas disfrutan mucho de los momentos en que socializan con otros. La combinación de ambos tiempos es diferente para cada persona. Si necesitas un tiempo a solas dátelo, si lo que quieres es salir con personas hazlo, y disfruta de ello.
6. Identifícate. Debes aprender de tus experiencias y saber si eres autosuficiente. Si lo eres, sigue adelante, haz frente a las cosas y toma decisiones por tu cuenta. En un estudio reciente realizado a adultos mayores de más de 40 años de edad, que habían vivido solos durante casi toda su vida, se descubrió que su bienestar se debía a su autosuficiencia. Cuanto más independientes eran, más felices eran. Por el contrario con los casados, éstos mientras hacían más cosas por su cuenta eran más propensos a ser infelices.
7. Haz caso a tu corazón. Los solteros que realmente son felices, están perfectamente conscientes de que sólo hay una persona en su corazón y son ellos mismos. A ellos se les llama solteros de corazón y aunque suene un poco triste, la verdad es que estas personas son las que viven más plenamente sus vidas, sus vidas son más significativas y son más auténticos.
8. Conoce el significado real de las cosas. Los solteros, a diferencia de los que decidieron casarse, conocen las dimensiones reales de la palabra matrimonio. Quienes se casan, lo hacen con la esperanza de ser más felices o de que sus vidas cambien con este gran paso, sin embargo, en casi todos los casos, sucede el efecto llamado “luna de miel” que consiste en el sentimiento de alegría y de que la vida mejorará pero esta sensación se disipa rápidamente y las personas se encuentran si no deprimidos, no más felices, y su autoestima baja.
9. Lo mejor viene con la edad. Según la escritora Bella de Paulo, es muy popular la creencia de que los solteros son infelices y que, conforme van creciendo o envejeciendo, se vuelven más miserables por la vida que llevan. ¡Pero esto es totalmente falso! De hecho, muchas personas solteras se vuelven más seguras sobre la vida a través del tiempo, y les importa menos la opinión de otras personas. Si eres soltero o soltara, están menos zarandeada por las opiniones de otras personas. Así que si eres soltero o soltera, deja ya de preocuparte por lo solo que puedes estar, comienza a vivir tu vida y disfruta de ella.
10. ConóceteLos solteros se conocen y creen en sus capacidades. Existe la cultura de que a cierta edad ya se debe contar con una pareja estable y debe haber ya un compromiso fuerte, matrimonio, hijos. Sin embargo, los solteros son lo bastante seguros para saber que pueden vivir vidas individuales, significativas y gratificantes si deciden hacerlo.

domingo, 29 de junio de 2014

¿Eres un infiel emocional?

Se considera infidelidad emocional al momento en que desarrollas una conexión profunda con otra persona que no es tu pareja. Puede ser tan peligrosa e hiriente como una infidelidad física, pero mucho más difícil de percibir.


De acuerdo al Huffington Post, la mayoría de los hombres y las mujeres consideran que una infidelidad emocional es también una manera de engañar; pero cuando son ellos los involucrados es menos probable que piensen lo mismo.
En otras palabras, es un problema cuando tu pareja lo hace, pero no es nada si tú lo haces. ¿Por qué? De acuerdo la experta en relaciones Mira Kirshenbaum, nosotros nos juzgamos de acuerdo a nuestras intensiones, pero juzgamos a otros por sus acciones.
Basicamente, es menos probable que consideres tus acciones como una infidelidad porque sabes que está pasando en tu cabeza. Pero, cuando se trata de nuestra pareja, sólo ves lo que hacen y asumes los motivos de sus acciones.
Kirshenbaum menciona que las mujeres creemos que no engañaríamos a nuestra pareja de manera física, pero aunque pensemos que eso es cierto, puede ser peligroso que asumas que la relación platónica (conexión emocional) que tienes con otra persona no le hace daño a nadie.

3 señales de que podrías ser infiel en el aspecto emocional:


Lo escondes

Podrías pensar que no hay nada malo y que has completamente transparente respecto a la amistad que tienes con otra persona. Pero ten cuidado si te encuentras escondiendo conversaciones o sentimientos. Si algo está pasando con otra persona que no quieres compartir con tu pareja, entonces estás más cerca de ser infiel emocional.

Buscas algo fuera de tu relación

Es normal que hablemos de nuestros problemas con otra persona (mujer u hombre), pero si te das cuenta de que en realidad estás buscando algo fuera de la relación que tienes con tu pareja, como confianza, compañía o intimidad, definitivamente es una señal de alerta.

 Te preocupas de ser infiel

Cuando se trata de saber si hay o no una infidelidad emocional, lo mejor es confiar en tu instinto, porque probablemente ya estés en ese lugar. Busca por las señales más obvias, si tienes sentimientos románticos por otra persona que no es tu pareja, es momento que te sientes y analices lo que sucede, antes de que la situación llegue más lejos.

 

sábado, 28 de junio de 2014

EL HAMBRE EMOCIONAL

Si nos sentimos felices y satisfechos, tendemos a comer únicamente cuando sentimos hambre de verdad, el hambre natural. Por el contrario, cuando estamos insatisfechos, aburridos, angustiados, tristes, etc, tendemos a comer para saciar esa insatisfacción, y solemos recurrir a productos que tengan un sabor acentuado que nos distraiga, a nivel físico, de lo que sentimos emocionalmente y mentalmente. Esto es lo que llamamos hambre emocional.


Fisiológicamente hablando, el control de la saciedad depende del hipotálamo, el apetito está controlado por señales bioquímicas que indican al cerebro que tenemos hambre y necesitamos comer. Cuando hayamos satisfecho esta necesidad, los mismos mecanismos indicarán al cerebro que podemos detenernos. En principio es un método infalible, pero lo cierto es que hemos aprendido a ignorar esas señales y en muchas ocasiones comemos no sólo por hambre, sino por otras razones que muy poco tiene que ver con el aporte energético necesario para nuestras funciones biológicas.
Hemos convertido la comida en una recompensa y en un consuelo para paliar nuestras insatisfacciones, sean las que sean. La comida es algo que solemos tener siempre a mano, al que podemos recurrir rápidamente y que nos aporta estímulos positivos de forma inmediata, con un coste (económico y de esfuerzo) muy reducido. Es mucho mas fácil atiborrarnos de helado, chocolate o patatas fritas, por ejemplo, que tener esa conversación con nuestra pareja, nuestros hijos, nuestro jefe, nosotros mismos.
Aunque momentáneamente el satisfacer el hambre emocional nos pueda aportar los estímulos positivos que estamos buscando, hay un importante inconveniente en utilizar la comida para conseguir las satisfacciones que, por cualquier motivo, no conseguimos de otra forma: dicho inconveniente es que después de habernos atiborrado, esa conversación pendiente... seguirá pendiente.
Podemos utilizar un bol de helado, una tableta de chocolate o un paquete de papas fritas como muleta que nos servirá para extraer una satisfacción efímera en un momento de necesidad, esto puede tener cierta utilidad en determinados casos (evitar decisiones impulsivas, ganar tiempo para conseguir calmarnos, etc.) A partir de ese momento, deberíamos tener muy claro que necesitaremos solucionar lo que haya provocado nuestra insatisfacción en primer lugar, para que dicha insatisfacción no se vuelva a producir. Si utilizamos la muleta psicoemocional de la comida con la esperanza de que se convierta en la solución, estaremos bastante desencaminados.
Para controlar el hambre emocional hay que recordar cómo se siente la verdadera hambre física, y definitivamente existen varias diferencias entre las dos. Aquí unas pautas para ayudarnos a determinar si lo que sentimos es hambre física o hambre emocional.
El hambre emocional aparece de repente, no es raro que lo haga después de un disgusto o después de que hayamos recibido una noticia que nos desagrada. El hambre física es gradual.
El hambre física se siente en el estómago, es una sensación decididamente física, mientras el hambre emocional se percibe en la cabeza como un pensamiento fijo, una obsesión, solo se puede pensar en ello. 
Cuando un determinado tipo de comida es lo único que puede satisfacer el hambre (chocolate, patatas fritas, golosinas), se tratará de hambre emocional. Cuando nuestro cuerpo requiere combustible, estaremos abierto a cualquier alimento disponible. 
El hambre emocional tiene que ser satisfecha de inmediato. El hambre física puede esperar. 
El hambre emocional nos deja un sentido de culpabilidad, el hambre física nos deja satisfechos.

Tener la capacidad de identificar cuando sintamos hambre emocional o hambre física, es parte del proceso para evitar utilizar el alimento como medio de satisfacción inmediato y equivoco. Las insatisfacciones, tristezas, miedos, angustias que nos brinda a veces la vida, no se solucionan procurando satisfacciones rápidas a través de la comida.
Reconocer la diferencia entre las dos nos ayudará a desarrollar estrategias eficaces para concentrar nuestras energías allí donde verdaderamente se necesiten.

viernes, 27 de junio de 2014

8 consejos para antes de terminar una relación de pareja

Los finales no son fáciles.  Por más que lo intentemos, dar por terminado una relación de pareja suele ser muy complicado. Sin embargo, siempre será mejor un final sincero que una relación de mentirasEn ocasiones, aunque nos cueste y alguien salga con el corazón herido, es necesario decir adiós.



1. Piensa las cosas: ¿Estás segura de que deseas terminar? ¿No será un simple arrebato motivado por ciertas circunstancias? Recuerda que no hay marcha atrás.
2.  Mide tus palabras. A veces queremos decir algo y nos entienden otra cosa totalmente diferente.   Por eso, es importante que te pongas en el lugar del otro para elegir tus palabras, no dar lugar a dudas y no lastimar más de la cuenta.
3.  Sinceridad.   La gente usa frases como “no eres tú, soy yo” o busca en Internet la lista de “excusas para terminar”… ¡No uses palabras prestadas!  Habla desde el corazón, di lo que sientes, di la verdad; ése será un gesto que siempre será agradecido.
4.   No des falsas ilusiones. Si piensas que la relación debe cortarse definitivamente, no intentes aminorar el golpe dejando la puerta abierta o dando a pensar que se puede regresar en un futuro: di no con decisión y respeto.
5. Elige un lugar y momento adecuado. No es recomendable que termines tu relación en un lugar público.  Tampoco permitas las interrupciones.  Lo que debes decir es serio, y por lo tanto necesitas tener privacidad, tiempo y tranquilidad.
6. No huyas de la situaciónNo es bueno que digas: “quiero terminar esta relación” y te vayas de inmediato. Date tiempo de escuchar, porque así como tú pudiste expresarte, él también tiene derecho a hacerlo.
7. Asume que habrá heridas. Ten en cuenta que por más que intentes ser delicada, tu pareja siempre saldrá herida de la ruptura. Así que lo mejor sería que avises a alguien de confianza para que pueda cuidar de él durante los momentos posteriores a la ruptura.

8. Empatia. Por último, te recomiendo que trates a la que fue tu pareja como te gustaría que te tratasen a ti en un momento de esos, pero no olvides que quien tienes en frente soñó un futuro a tu lado y lo mínimo que debes brindarle es sinceridad, honestidad, consideración y respeto.

jueves, 26 de junio de 2014

mantener el cerebro en forma

Si queremos llegar a la vejez con un cerebro en perfectas condiciones hay que cuidarlo a lo largo de toda la vida. Más aún, incluso desde la infancia. Y para hacerlo nada mejor que seguir los típicos propósitos que nos hacemos en cada comienzo de año y que pronto abandonamos.
Incluso aprender un idioma nuevo ayuda a mantener el cerebro en forma. Todo cuenta, además de mantener el cerebro activo, debemos procurar que nuestra salud general sea la mejor posible.
Los propósitos que nos hacemos año tras año son una excelente manera de mantener en forma el cerebro. Eso sí, hemos de poner un poco de empeño en cumplirlos. La neurociencianos aporta nuevas razones nuevas para no abandonarlos, porque todos contribuyen a mantener nuestra mente. Y lo más importante, este decálogo cerebrosaludable habría que inculcarlo como hábito entre los más pequeños, para que desde la infancia se procuren un cerebro saludable.
Hacer ejercicio. El ejercicio retrasa la muerte de las neuronas y favorece el nacimiento de otras nuevas en el hipocampo, responsable del aprendizaje y la memoria. Por el contrario, el sedentarismo físico va asociado al mental y¡ a un mayor riesgo de deterioro cognitivo. Además la actividad física combate el estrés, es un potente antidepresivo, actúa como recompensa para el cerebro y nos protege de caer en las adicciones.
Comer de forma equilibrada. Los niveles de glucosa elevados y el colesterol perjudican al cerebro. Algunos estudios denominan al alzhéimer diabetes tipo III, en la que la resistencia a la insulina dificulta el trabajo de las células cerebrales. El colesterol alto también se relaciona en los estudios de asociación del genoma completo (gwas) con esta patología neurodegenerativa. No se libran los más pequeños, cada vez más sedentarios. Entre los que menos se mueven el colesterol, la glucosa y la hipertensión elevadas ya están dejando de ser excepciones.
Dejar de fumar. No se deje engañar por posibles efectos neuroprotectores de la nicotina. Si sus pulmones pierden capacidad (ese jadeo que le impide subir escaleras o caminar a paso rápido cuesta arriba), su cerebro recibe menos oxígeno, trabaja peor y sus neuronas se resienten.
Aprender un idioma nuevo. El cerebro de los adultos que se inician en una nueva lengua aumenta su grosor en determinadas regiones de la corteza relacionadas con el procesamiento acústico, comprensión y articulación de las palabras. También crece el hipocampo, implicado en la memoria y el aprendizaje. Además, el bilingüismo parece contribuir a aumentar la reserva cognitiva, que confiere cierta protección contra la enfermedad de Alzheimer. Y cuanto más se practique la segunda lengua más gana el cerebro en destreza y resistencia.
Doce meses, doce libros. Suena a campaña publicitaria, pero no lo es. La lectura es uno de los mejores ejercicios para mantener el cerebro en forma: aumenta la capacidad de concentración, promueve la empatía, favorece las conexiones entre neuronas y, si es un hábito frecuente, es un ejercicio útil para evitar la pérdida de las funciones cognitivas asociadas a la edad. Los beneficios se incrementan si lee en otro idioma.
Respirar aire puro. Desde hace décadas, los neurocientíficos sospechan que vivir en la urbe, además de acarrearnos enfermedades crónicas, tiene efectos adversos también en nuestra salud mental. Ansiedad, estrés, depresión o incluso esquizofrenia tienen más probabilidades de manifestarse en el entorno urbano. Y el riesgo aumenta cuando los primeros años de crianza han transcurrido sobre el asfalto.
Combatir el estrés. Este mal de nuestro tiempo envejece, mata neuronas y acorta los telómeros (lo que se relaciona también con las enfermedades neurodegenerativas). Sugerencias:_fomentar las relaciones sociales, practicar hobbies o meditar (que, según los últimos estudios, fortalece el cableado del cerebro: la conexión entre sus distintas zonas).
Cultivar las aficiones. Proporcionan placer, entretienen y disipan el aburrimiento, que es uno de los peores enemigos del cerebro. La rutina y la monotonía literalmente matan a nuestras neuronas. Escuchar música o practicarla, viajar, hacer puzzles, bailar… Cada uno puede optar por la que más le atraiga (Sobre pasarse horas mirando la tele hay bastantes reservas). Lo esencial es mantener el cerebro ocupado.
No escatimar horas al sueño. Dormir las horas suficientes es fundamental para un cerebro en forma. Durante el sueño nuestro cerebro no descansa. Al contrario, aprovecha para consolidar la memoria de las experiencias y nuevos conocimientos adquiridos durante el día. El sueño también sirve para regular el apetito. Algunos estudios relacionan la falta de sueño con la obesidad.
Ser optimista. Aumenta la creatividad, fortalece nuestro sistema inmune, nos hace estar de mejor humor… Son muchas las razones para ser optimistas y elegir la botella medio llena frente a la que está medio vacía (el contenido de líquido es el mismo ¿o no?). Pero no olvidemos que el optimismo ha de ser inteligente. Expertos como Seligman, Avia y Vázquez o Rojas Marcos nos lo han dejado por escrito. Por cierto, como recuerda Seligman, esta forma de ver la vida también se aprende. Y nunca es tarde para hacerlo.
Este decálogo se complementa bien con el saludable estilo de vida mediterráneo. No es solo la dieta (frutas, verduras, legumbres, pescado, pocas grasas..). Es también el carácter alegre, el fortalecimiento de las redes de familiares (la tradicional familia extensa), cultivar las amistades (las redes de apoyo social que tan beneficiosas son para el cerebro), la práctica de ejercicio, las actividades al aire libre. Durante muchos años nos han proporcionado una larga vida y una mente despierta. Desgraciadamente estamos abandonando no solo nuestra excelente dieta sino el estilo de vida que la acompaña. Puede que las próximas generaciones no disfruten de tan buena salud como la nuestra, si tenemos en cuenta las tasas de obesidad y sobrepeso entre los más jóvenes.

miércoles, 25 de junio de 2014

5 pasos para soportar las críticas

Como seres humanos que somos, podemos cometer errores. También vivimos sujetos a la envidia de los demás. Y, por lo tanto, es normal que tarde o temprano recibamos fuertes críticas, incluso por parte de aquellos que más confían en nosotros.



La diferencia entre aquellas personas que salen adelante y las que fracasan suele ser su capacidad para gestionar las críticas. Estas dañan nuestra autoestima, lo que provoca que dejemos de afrontar muchos retos por miedo a exponernos a más críticas. Sin embargo, si somos capaces de escuchar lo que los demás tienen que decir de nosotros, por mucho que no nos guste lo que vamos a oír, no solo no saldremos perjudicados, sino reforzados. Es otra expresión de la recurrente “resiliencia”, ese concepto tan de moda que habla de la capacidad para responder a las dificultades. 

No te pongas a la defensiva

La tentación, nada más recibir una crítica, es la de defendernos. Lo más probable es que comencemos a pensar en razones por las que nuestro interlocutor está equivocado, y así se lo haremos saber. Es natural: se trata del proceso mediante el cual protegemos nuestro orgullo y nuestra autoestima. Pero ¿a quién pretendemos engañar? Si se nos hace saber que hemos hecho algo mal, es probable que haya cierta razón en dichas palabras o que quizá estemos dando una imagen que no nos corresponde.
Peor aún que defendernos es contraatacar y echar otras cosas en la cara de aquel que nos ha criticado. Es ese “tú más” que no puede deparar nada bueno, ya que sólo perjudicará la relación sin que ninguno ponga nada por su parte para solucionar los problemas. Como recuerda la escritora Gretchen Rubin, autora de The Happiness Project, lo mejor es repetirse lo siguiente: “Doy la bienvenida a las críticas. Esa persona me está ayudando. Tengo ganas de escuchar lo que sea necesario para mejorar mi trabajo”.
No proyectes tus inseguridades en la crítica 
¿De verdad nos están criticando o simplemente es que somos demasiado inseguros? Como explica Susan Krauss en Psychology Today, tendemos a proyectar nuestra falta de confianza personal en las palabras de los demás. Cuanto más daño nos hace una crítica, más probable es que haya tocado un punto sensible que, incluso inconscientemente, sabemos que no es precisamente nuestro fuerte. En ocasiones, nos tomamos lo que es un comentario constructivo como algo destructivo, por lo que debemos conocer nuestras limitaciones para entender qué es aquello que nos pueden reprochar con razón. También debemos tener presente la posibilidad de tocar en nervio cuando critiquemos a los demás, por lo que hay que tener cuidado. Krauss sugiere que sigamos la estrategia de la “crítica sandwich”, es decir, introducir el reproche entre dos elogios. Ello no solo atenuará su efecto negativo, sino que hará más probable que nuestro interlocutor se muestre proclive a escucharnos.

No reacciones inmediatamente

Ante la crítica, lo mejor, en muchos casos, es callarse y asentir. Suena a mansa sumisión, pero especialmente si somos pasionales, es mejor darnos tiempo cuando estemos a solas para reflexionar sobre aquello que nos han dicho. Sólo entonces podremos distinguir lo útil de lo accesorio, y extraer una valiosa enseñanza. Uno de los grandes problemas de ser criticado es que podemos reaccionar exageradamente mal, lo que provocará que la otra persona no esté dispuesta a ayudarnos nunca más. Si contestamos en menos de diez segundos, será nuestro corazón quien hable; si lo hacemos un día más tarde, de forma calmada, será nuestra mente quien lo haga. Además, como recuerda Lori Deschene de Tiny Buddha, es un buen momento para practicar la escucha activa, y analizar cuidadosamente las palabras de la otra persona.
 

Identifica la fuente de la crítica 

Hasta este momento, hemos hablado de estrategias de aguante. Pero también es posible que la crítica no tenga nada de razón (algo que pensamos quizá con demasiada frecuencia). De igual manera que proyectábamos nuestras inseguridades sobre las palabras de los demás, puede ser que los demás proyecten sus problemas sobre nosotros. ¿Quién ha hecho la crítica? ¿En qué tono la ha realizado? ¿Tiene alguna razón para estar envidioso de nosotros? Puede ser una estrategia, incluso inconsciente, para hacernos fracasar, especialmente si es nuestro competidor. Piensa si la crítica puede ser en realidad un argumento ad hominem, y réstale importancia. Incluso en dicho caso, es preferible callar que contraatacar.
 
Deshazte de lo dañino y quédate con lo útil
Las críticas más despiadadas pronunciadas por nuestros peores enemigos pueden tener parte de razón. Para evitar que nuestro orgullo salga herido, solemos quedarnos con la forma y no con el contenido. Las palabras fieras pueden encubrir una gran verdad, así que, aunque no aceptemos ser tratados injustamente, en nuestro fuero interno debemos hacer ejercicio de autocrítica y juzgar si de verdad debemos cambiar algo de nuestro comportamiento. Al final, nosotros debemos ser nuestros mejores (y más rigurosos) críticos. Los demás simplemente nos proporcionan las pistas para que cambiemos nuestro comportamiento a mejor. No es fácil, pero sólo ello nos permitirá subsanar nuestros defectos.  

martes, 24 de junio de 2014

No dormir puede Matarte

Tres ciudadanos chinos han fallecido, aparentemente, por permanecer despiertos para ver el Mundial de Brasil. ¿Es esto posible? Un experto en trastornos del sueño resuelve las dudas al respecto



Hasta tres aficionados chinos han fallecido en lo que llevamos de Mundial. La causa, según revelaban esta semana varios medios de comunicación, no ha sido otra que el hecho de haber permanecido en vela varias noches seguidas con tal de no perderse ningún partido, entre ellos, el fatídico España-Holanda. Los aficionados, de edades muy dispares —24, 51 y 39 años— no han sido, sin embargo, las primeras personas a quienes la falta de sueño les cuesta la vida, pues lo cierto es que el poblado país oriental ya ha sido escenario de tragedias similares durante los últimos Mundiales y Eurocopas.

Y es que el descanso nocturno no debe nunca tomarse a la ligera. El sueño es, recalca Estivill, «un taller de reparación, restauración y memorización, pues durante la noche reparamos y restauramos todo lo que hemos gastado durante el día para poder utilizarlo de nuevo al día siguiente». ¿Cuántas horas deberemos dormir entonces para restaurar todo lo que gastamos? En opinión de Estivill, deberemos siempre tener en cuenta que las horas de sueño varían en función de la edad. «Un niño de cinco años, que se mueve mucho, debe dormir al menos 11 horas; el adolescente, 9; el adulto, 8 y el adulto mayor —a partir de los 65 años— tendrá suficiente con 6 horas».

Si no respetamos las tan necesarias horas de descanso, es posible que, como señala el especialista, «suframos cansancio, mal humor, perdida de la concentración, irritabilidad, lentitud de respuestas cognitivas... En definitiva, signos evidentes que nos hacen saber que que tenemos una falta de sueño problemática».

También,  la falta de sueño incrementa los riesgos de sufrir algún tipo de cáncer en un futuro ya que «nuestra inmunidad es menor y somos más susceptibles a sufrir la enfermedad». Respecto a los problemas cognitivos que no descansar lo suficiente puede generar, la falta de memoria, concentración y, sobre todo, lentitud en la toma de decisiones.

En este sentido, un reciente estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos, mostró hace algunos meses una preocupante evidencia de que la pérdida crónica de sueño puede ser más grave de lo que se pensaba hasta ahora e incluso provocar daños físicos irreversibles y la pérdida de células cerebrales.